La alegría se apoderó de todos en San Pablo, equipo y afición, tras la agónica y crucial victoria ante Valladolid.

Es el momento de la reivindicación

Queda una jornada para certificar la plaza de play offs después de una campaña regular en la que se han solventado todo tipo de situaciones,

Llegó la hora de la verdad después de una temporada donde ha pasado prácticamente de todo en torno a un equipo de baloncesto que, es innegable, ha ido de menos a más, a mucho más, hasta pensar qué habría sido de este bloque si se hubieran afinado los instrumentos unos meses antes.

Pero como no podemos perder el tiempo en conjeturas, centrémonos en el presente más inmediato, y que no es otro -cuando se publiquen estas líneas- que el trascendental partido ante el Cáceres que tendrá lugar el viernes 10, última jornada de la temporada regular, y donde estamos obligados a conseguir la victoria para afianzar la 9ª plaza, en la que llevamos varias semanas y donde solo el Fuenlabrada, con una victoria menos, pero con el basket-average a su favor, nos puede dar el zarpazo. En caso de que todo salga bien y solventemos el último choque liguero, disputaríamos un extenso play-off junto a otros siete equipos en pos de la única plaza en disputa para el ascenso a la Liga ACB.

Todo esto llega tras un mes en el que el balance parcial fue de dos derrotas, siendo especialmente dolorosa la que nos infringió Lleida en San Pablo (73-74), partido que tuvimos en nuestra mano y que no supimos gestionar debidamente en los compases finales, además de la que cosechamos frente a un Burgos muy superior, como refleja la tabla clasificatoria. Todo parecía complicarse a falta de cuatro jornadas para el final, pero el equipo supo rehacerse de una manera extraordinaria, y mezclando juego con carácter, conseguimos enlazar tres triunfos consecutivos que nos ponen a la puerta del premio de los play offs, algo impensable hasta bien entrado 2024. Así pues, recordamos con satisfacción la victoria en Guipúzcoa (93-99), ante un equipo que no se ha movido de la zona alta de la tabla en toda la campaña, el agónico final en casa ante Valladolid (70-69) tras el triple a tabla de Joaquín Rodríguez sobre la bocina y el no menos valioso triunfo en Menorca (75-84) ante un conjunto que se lo jugaba todo por entrar, como nosotros, en las eliminatorias para el ascenso.

En definitiva, podemos estar más que satisfechos tras ver como el conjunto verdiblanco ha podido sobreponerse a la multitud de obstáculos a los que se ha enfrentado en un más que complicado ejercicio. Afrontamos el último partido, el definitivo, en un gran momento de juego y confianza y esperamos que ante el Cáceres sea solo un punto y seguido en una campaña que tendrá que seguir deparándonos alegrías. Hay que ser realistas y no olvidar que, en el mejor de los casos, seríamos el equipo con peor balance en los play offs, con lo que ello conlleva respecto al factor campo, pero si echamos la vista atrás podemos afrontar con tranquilidad todos los retos que vengan, porque el Real Betis Baloncesto ha sobrevivido a todas las tempestades con las que se ha cruzado. ¡Sigamos soñando!