Con la tribuna del estadio Olímpico al fondo, un cartel deja bien claro cuál es el banquillo local. Contreras, Nano y Rivera aparecen en primer plano.

HISTORIA | Debut oficial en el Olímpico

El Real Betis jugó contra el Villarreal en marzo de 2007 su primer partido de Liga en el colosal estadio de La Cartuja

Por Manolo Rodríguez

 

Faltaban diez jornadas para que concluyera la Liga y el Betis ya anunciaba los problemas que lo obligarían a sufrir hasta el último partido del campeonato. Era  marzo de 2007 y casi todo iba mal, a pesar de que el club estaba celebrando su Centenario. Una histórica efeméride que debía haber levantado el optimismo y el orgullo, pero que se había afeado por el sectarismo del propietario, cuyo hito más insólito fue colocar su propio busto en el palco presidencial del estadio en un duelo de Copa contra el eterno rival.

Una noche oprobiosa que terminó como el rosario de la aurora con el penoso lanzamiento desde la tribuna de una botella que impactó en el entrenador visitante. Aquellas imágenes le dieron la vuelta al mundo y al Betis le cerraron el campo por tres partidos. Un contratiempo que venía a añadirse a la desequilibrada campaña verdiblanca, que ya había provocado la dimisión del entrenador que empezó la temporada, Javier Irureta, a quien sustituyó el francés, aunque nacido en la localidad gaditana de Tarifa, Luis Fernández.

El Betis recurrió la sanción, pudo jugar un partido más en su campo, pero el 23 de marzo el Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) ratificó el castigo. Habría que buscar un campo para el exilio y el elegido fue el estadio Olímpico de La Cartuja, al que se consideraba fuera de Sevilla, ya que el 57% de su superficie pertenece al municipio de Santiponce.

Un recinto que habían inaugurado los Reyes de España en mayo de 1999 y que durante mucho tiempo fue piedra de polémica en la ciudad a cuenta del interés de la clase política por llevarse allí a los dos equipos sevillanos. Algo que no cuajó nunca.

En dicho campo el Real Betis ya había jugado varios partidos amistosos, pero ninguno oficial. Su primera experiencia llegó en agosto de 2001 cuando se celebró allí el I Torneo Estadio Olímpico, donde hubo de enfrentarse al Athletic de Bilbao y al Sevilla. Una competición que ganaron los verdiblancos y que se disputó con la fórmula de tres medios partidos de 45 minutos cada uno, jugados todos ellos de manera consecutiva y en una sola noche.

La segunda vez que el Betis acudió a tan colosal recinto fue a finales de mayo de 2002 para participar en el llamado Torneo de la Unión Europea-Sevilla 2012. La pretensión era que dicho trofeo sirviera para potenciar la precandidatura olímpica de Sevilla en el año 2012 y en la misma participaron el Betis y el Sevilla junto a otros 12 conjuntos europeos de otros tantos países de la UE.

Cada uno de los eternos rivales, en su calidad de cabeza de serie, jugó en su campo hasta las semifinales que, como la final, se disputaron en el estadio de La Cartuja. En su semifinal el Betis se enfrentó al Marítimo de Funchal portugués y perdió a los penaltis tras acabar el choque con igualada a uno.

Dos años después de aquello, a principios de agosto de 2004, el Betis volvió al Olímpico para disputar la Kappa Cup, un trofeo organizado con otros tres equipos vestidos por la firma italiana: el Partizán, el Feyenoord y el Tottenham. A los verdiblancos los entrenaba entonces Lorenzo Serra y se impusieron al Partizán y cayeron a los penaltis contra el Feyenoord, partido este, por cierto, en el que se puso por primera vez la camiseta del Real Betis el recordado delantero brasileño Ricardo Oliveira.

Con esos antecedentes, llegó el Betis al Olímpico de La Cartuja el sábado 31 de marzo de 2017. Y el primer rival en el exilio fue el Villarreal, un costeado equipo dirigido por el chileno Manuel Pellegrini, que, sin embargo, esa temporada estaba ofreciendo su cara más irregular.

Los verdiblancos estaban decimoquintos en la tabla, a cinco puntos del descenso, y por ello debían evitar riesgos. En tal sentido, Luis Fernández tomó medidas de inmediato. Lo primero, fue acortar la concentración que la plantilla venía manteniendo desde principios de semana en Jerez para entrenarse en La Cartuja desde el jueves y no encarar el partido ante el Villarreal como si se tratara de un choque "en campo neutral".

Lo siguiente, fue estrechar el terreno de juego de La Cartuja, que tenía 68 metros, para asemejarlo lo más posible al de Heliópolis, que tenía 64, aunque el técnico ya había mandado reducirlo nada más hacerse cargo del Betis en enero.

Junto a esto, la directiva estableció precios populares para que el equipo se sintiera arropado por su gente. Y la verdad es que así ocurrió. Hubo colas en las taquillas desde el primer día como demostración inequívoca de que el beticismo no falla nunca.

Fueron más de 50.000 personas las que acudieron al estadio, a pesar de que muchas de ellas hubieron de sufrir molestos atascos en la entrada por el puente del Alamillo, que incluso afectaron al cuarteto arbitral, que llegó a las instalaciones algo más tarde de lo previsto.

Al salir al campo, los aficionados pudieron ver primera vez a los jugadores del Real Betis con la equipación conmemorativa del Centenario. Una camiseta en la que figuraba el logotipo de la referida efeméride, además de contar con más rayas verdes y blancas y de llevar en la espalda el nombre de todas las peñas béticas.

Igualmente, fue muy comentado que el entrenador Luis Fernández se situara en el banquillo de la derecha, al contrario de lo que era común en Heliópolis.

El partido da comienzo a las seis de la tarde y lo dirige el colegiado asturiano Mejuto González. A sus órdenes, las alineaciones son las siguientes:

Real Betis: Doblas; Miguel Ángel, Juanito, Arzu, Romero (Maldonado, m.82); Capi (Melli, m.62), Assunçao; Edu, Fernando, Xisco (Dani, m.62); y Robert.

Villarreal CF: Viera; Josemi, Fuentes, Cygan, J. Enrique; Marcos (Arruabarrena, m.82), Senna, Josico, M. Fernández (Pires, m.71); Forlán y Guille Franco (Somoza, m.78).

Antes de que se inicie el juego se guarda un solemne minuto de silencio en memoria del prestigioso periodista Manuel Ramírez Fernández de Córdoba, fallecido días antes en Talavera de la Reina cuando se hallaba pronunciando el Pregón de la Semana Santa de esta localidad toledana.

A través de la megafonía se resaltó su bonhomía y el cariño y respeto que le profesaba la afición bética. Un aprecio ganado a ley a base de años de profesionalidad y honradez y de un manifiesto sentimiento verdiblanco; sin duda, una de las grandes pasiones de su vida.

A día de hoy, el estadio Benito Villamarín sigue teniendo entre sus emblemas una de las frases más recordadas de Manuel Ramírez. Esa que reza: "De padres a hijos, de abuelos a nietos, una pasión llamada Betis". Una brillante reflexión sobre lo que es y supone sentirse bético.

Desde el mismo momento en que la pelota echó a rodar empezaron a pasar cosas. Antes de que hubiera transcurrido un minuto, marcó el Villarreal. Pero el Betis empató pronto. A los 9 minutos un centro de Romero lo cabeceó espectacularmente Fernando.

A partir de este momento, hubo ocasiones para ambos equipos. Forlán, por los amarillos, y Fernando, por el Betis, eran los mejores. El primer acto acabó con la igualada y con la impresión de que habíamos asistido a un hermoso espectáculo.

Pero el segundo fue aún mejor. A los 47 minutos volvió a tomar ventaja el equipo amarillo. Otro gol de Forlán. A pesar de verse en apuros, en ningún momento se apagaron los de Luis Fernández. Siguieron insistiendo y a veinte minutos del final llegó un nuevo empate. También con un cabezazo. Esta vez de Edú.

Sin embargo, no hubo mucho sosiego. El Villarreal anotó el tercer gol en un rápido contragolpe que sembró la polémica al protestarse un fuera de juego en la posición del goleador Pires. Quedaban diez minutos largos y el Betis no tenía otra opción que volcarse sobre la portería de Viera. Así lo hizo y terminó encontrando su premio en la última jugada del partido. Un centro de Assunçao que Juanito remató con todo en el área pequeña.

Al final, empate a tres. Un marcador vistoso en el primer partido oficial del Real Betis en el estadio Olímpico de La Cartuja. Después vendrían dos encuentros más en esa misma temporada contra la Real Sociedad y el Getafe. No ganó ninguno.