El Real Betis le hace pasillo al Real Madrid, campeón de Liga en 1995. Después, los verdiblancos ganarían el partido en el Bernabéu por 0-2.

HISTORIA | Cuando el Real Madrid ya era campeón de Liga

El mejor recuerdo en las celebraciones del Bernabéu es, sin duda, la memorable victoria del Real Betis que lo clasificó en 1995 para disputar la Copa de la UEFA.

Por Manolo Rodríguez

No será esta la primera ocasión en que el Real Betis acuda al Santiago Bernabéu después de que el Real Madrid se haya proclamado con anterioridad campeón de Liga. Ocurrió ya en la década de los 60 y de los 90, e incluso puede referirse que la victoria del equipo madridista en 1988 le permitió cantar al alirón teniendo al Betis como víctima y testigo.

Entrando en detalle, anotemos que en la campaña 1960/61 el Real Betis visitó Chamartín en la penúltima jornada del campeonato. Ya hacía cuatro que los pentacampeones de Europa se habían hecho acreedores al título liguero, mostrando un poderío que en aquel tiempo parecía incontestable. Aquel era un Madrid de ensueño, el de Di Stéfano, Puskas y Gento, a quienes se había unido esa campaña un prodigioso Luis del Sol.

El Betis, por su parte, a las órdenes de Fernando Daucik, había hecho una digna campaña que lo tenía situado en la mitad de la tabla, más cerca de los puestos de arriba que de la zona caliente. Llevaba una buena racha y sólo contaba una derrota en los últimos 8 partidos disputados.

Así compareció en el Bernabéu, pero allí no tuvo nada que hacer. Perdió 4-0 y lamentó mucho el arbitraje perpetrado por el colegiado Lacambra Canela. Cómo serían las cosas que el diario Marca, a la hora de analizar su actuación, llegó a decir: "Juzgó el encuentro con desacierto y tuvo numerosos e importantes fallos que, en general, perjudicaron al equipo sevillano".

Para el recuerdo, dejemos constancia de que aquella noche en Chamartín el equipo bético estuvo integrado por: Pepín; Lasa, Ríos, Areta; Kuszmann, Bosch; Gerardo, Pallarés, Yanko, Ordaz y Martín Esperanza.

Casi tres décadas más tarde, en abril de 1988, el Real Betis se personó en el Bernabéu cuando restaban 5 jornadas para que terminara la Liga. En ese momento las cosas iban regular por Heliópolis. El equipo luchaba por mantenerse, pero nadie estaba seguro de que pudiera conseguirlo. Hacía un par de meses que se sentaba en el banquillo Pedro Buenaventura, quien intentaba poner cordura y orden tras haber reemplazado al inglés Mortimore cuando la deriva ya se antojaba peligrosa.

Por el contrario, el Real Madrid iba como un cohete. El Madrid de la "Quinta del Buitre" y de los "machos" Hugo Sánchez y Rafael Gordillo. Así las cosas, aquello no tuvo color. El Betis fue laminado en un Bernabéu lleno hasta la bandera. Seis le metieron y, al final, fue testigo de la apoteosis local, ya que con ese triunfo los blancos se proclamaron campeones de Liga a falta de cuatro jornadas para que concluyera el campeonato.

Cuatro jornadas que fueron dramáticas y cruciales en la historia verdiblanca y que, felizmente, le permitieron salvarse de todo riesgo, no sólo del descenso, sino también de la promoción. Para ello, fue fundamental la victoria del último día en Las Palmas, cuando la legendaria galopada de Zafra por la banda derecha propició el gol de Pepe Calleja. Un gol que sigue muy presente en el imaginario de los béticos.

Un triunfo que llevó a Europa

Muy distintas fueron las cosas en la temporada 1994/95, aquel ejercicio extraordinario en que el Real Betis sumó 8 positivos y fue tercero en la tabla clasificatoria. Esa campaña en que ganó el último partido del campeonato en el Santiago Bernabéu, en el campo del Real Madrid que se había proclamado campeón de Liga dos jornadas antes.

Aquella victoria clasificó a los verdiblancos para la Copa de la UEFA y toda la crítica nacional se volcó en elogios al "Eurobetis". Ocurrió el domingo 18 de junio de 1995. Una fecha para la gloria. El Betis le había ganado una semana antes al Sevilla en Heliópolis y dependía de sí mismo para obtener una plaza en el torneo continental. Por detrás venían acechando hasta cuatro equipos y, por ello, era imprescindible puntuar en Chamartín.

Así lo entendió también la afición bética, que se desplazó en masa a la capital. La semana previa volvió a ser un jubileo de viajes organizados, solicitud de entradas y espera ansiosa. Quizá una de las señas de identidad del Betis y de los béticos desde el principio de los tiempos.

Sin embargo, las entradas se convirtieron en un problema en las horas previas. El presidente bético, Ruiz de Lopera, cargó contra su homólogo madridista, Ramón Mendoza, acusándolo de haberle cedido "sólo 700 entradas en sitios impresentables". Aun así, la afición bética (casi diez mil) supo encontrar acomodo en el coliseo del campeonísimo, a pesar de que los precios prohibitivos de la reventa provocaron que muchos hubieran de quedarse en los aledaños del estadio viviendo de lejos la gran fiesta de la última jornada.

En las vísperas, el técnico verdiblanco, Lorenzo Serra, se refugió en la normalidad para blindar a su equipo de la expectación ambiente y, como único detalle emotivo, Rafael Gordillo (que apenas tres días antes había jugado en el Bernabéu el partido homenaje a Butragueño) formó parte de la expedición a fin de que disfrutara junto a sus compañeros de tan extraordinario momento.

Así, pues, concentrado y entero, se presentó el Real Betis en Chamartín a las siete de la tarde de aquel caluroso 18 de junio. Camiseta verdiblanca y calzón negro. Lleno total, que en algún medio incluso se dijo que fue "apocalíptico".

Dirige el partido el colegiado madrileño, adscrito al Colegio Valenciano, Juan Antonio Fernández Marín y a sus órdenes los equipos presentan las siguientes alineaciones:

Real Madrid: Buyo; Quique, Sanchís, Hierro, Lasa; Luis Enrique (Alfonso, m.63), Redondo, Laudrup (Sandro, m.69), Amavisca; Raúl y Zamorano.

Real Betis: Jaro; Jaime, Ureña, Vidakovic, Josete; Cañas, Merino, Alexis, Stosic (Menéndez, m.65); Cuéllar y Aquino (Olías, m.84)

Los prolegómenos del encuentro son emotivos para la parroquia local. El Madrid sale a la hierba con la Liga ganada y el Betis le hace pasillo. Se viene abajo el Bernabéu. Algo que no sucede desde cuatro años atrás y que justifica la pasión del madridismo con ese equipo tan brillante que dirige Jorge Valdano.

Pero cuando el balón echa a rodar, queda claro que es el Betis el que tiene más hambre. Los primeros minutos se convierten en un mano a mano entre Jaro y Buyo ?los dos aspirantes que se disputan el "Trofeo Zamora" en este encuentro, y que acabará ganando Pedro Jaro-, y ambos regalan dos paradones excepcionales a sendos remates de Zamorano y Cuéllar.

Los goles del "Toro Aquino"

Sobrevienen después algunas escaramuzas sin sangre, hasta que en el minuto 20 se ponen definitivamente todas las cartas encima de la mesa. Cañas le roba un balón a Lasa en el costado derecho y lo juega al área. Allí Cuéllar, con un movimiento genial, la deja pasar entre las piernas cuando Hierro lo encima. Corre el balón y Aquino, con el exterior de su zurda, consigue uno de los goles más trascendentes de su historia.

El gol estalla en la tribuna de los béticos y una ola de euforia inunda La Castellana. El Madrid aprieta los dientes, busca por el aire a su Pichichi Zamorano, pero el Betis contesta quitándole el balón. Mandan los verdiblancos porque Alexis juega un partidazo y porque el trabajo descomunal del mediocampo mantiene a los locales en su orilla. Así se llega al descanso.

En la segunda mitad, con la lección totalmente aprendida, el Betis puede sentenciar muy pronto. Aquino encara a Buyo y la pelota se va al lateral de la red. Pero lo arregla enseguida. En el minuto 49, "el Toro" lanza una falta desde un costado del área. El tiro es duro y seco y lo acompaña Ángel Cuellar con una maniobra que engaña a Buyo. 0-2. El Betis está tocando el cielo con las manos.

A partir de ahí pasa el tiempo, se canta en las gradas, se desborda el beticismo y la gente es feliz. El trabajo está hecho. Cuando el final se acerca, la afición madridista se une a la fiesta. Después, empiezan a volar globos coincidiendo con el momento en el que el presidente de la Federación Española le entrega a Sanchís la Copa de Campeones de Liga.

En ese momento, el banquillo bético es una casa de locos. El legendario Rogelio Sosa estruja a Lorenzo Serra y los suplentes corren como posesos por la banda para abrazarse con los que acaban de ganar el partido.

El equipo toma el AVE esa misma noche y a la una y cuarto de la madrugada retorna a Sevilla. Como un año antes, con ocasión del ascenso, las previsiones se desbordan en Santa Justa. Diez mil béticos jubilosos esperan a sus ídolos y nada detiene la alegría de una afición que ya hace colas para sumarse dos días después al homenaje de Rafael Gordillo. Otro acontecimiento sin parangón en la historia del Real Betis.

Ahora, el Real Betis vuelve otra vez al Santiago Bernabéu cuando el Real Madrid ya saborea un nuevo título. El que ganaron los blancos hace casi un mes y que sueñan con que sea preludio de su 14ª Copa de Europa.

También el Betis y los béticos llegan como campeones al estadio madridista. Campeones de Copa en el partido de los campeones.

Y con el sueño de que esta última tarde se parezca a aquella tan hermosa de 1995.