El sargento Scott Knapper firma su renovación con los Marines sobre el césped de Heliópolis, junto a una bandera del Real Betis y en presencia del directivo Gregorio Conejo.

HISTORIA | Marines en Heliópolis

En 1997, dos militares estadounidenses de la base de Rota, béticos gracias a Tab Ramos, firmaron su renovación con el ejército yanqui sobre el césped del Villamarín

Por Manolo Rodríguez

En alguna otra ocasión, ya hemos dejado constancia en este cuaderno de historias de la estrecha vinculación que tuvo el Real Betis Balompié con algunas manifestaciones deportivas de los Estados Unidos de América en la década de los 60 del pasado siglo.

Baste recordar que en el Benito Villamarín se llegó a disputar un partido de fútbol americano en octubre de 1964 con la participación de jóvenes norteamericanos residentes en Sevilla, a los que se sumaron otros jugadoresde las bases de Morón y Rota. Un extraño espectáculo en la España de entonces que necesitó de las explicaciones de un locutor quien, a través de la megafonía, informaba al público de lo que ocurría en el campo, mientras que 6muchachas jóvenes, a las que llamaban "cheerleaders"animaban a los contendientes. 

Esto pasó al concluir un Betis-Sevilla que ganaron los verdiblancos por 2-0, gracias a los goles de Pallarés y Molina, y en el que estos mencionados jóvenes,pertenecientes a la "American Football Fans", le tributaron un cálido homenaje al gran goleador bético Fernando Ansola por su carácter de "ariete a la española" lleno de"arrojo, honradez y nobleza". Como es natural, no faltaron ni la bandera española ni la de las barras y las estrellas de los EEUU.

Cuatro años antes, en 1960Heliópolis ya había acogidouna exhibición del equipo de baloncesto de los Harlem Globetrotters, esos virtuosos que ofrecían un insólito ritual de saltos prodigiosos, canastas imposibles, maniobras de acróbatas y parodias del juego. Frecuentaban todos los rincones del mundo con los colores del país en sus camisetas y calzonas y, sobre todo, se erigían en embajadores volantes de la cara más amable del poderío yanqui.

Cuando actuaron en el campo béticoal mediodía del 11 de diciembre de 1960, se impusieron al también equipo americano de los United States Stars y fotos hay de las tribunas del estadio muy colmadas de un público ávido por presenciar esas modas tan modernas y audaces. Por cierto, que esa misma tarde, el Betis ganó por 1-2 en el estadio de Los Cármenes de Granada, con goles de Pallarés y Martín Esperanza.

Sin duda, esta proximidad del club verdiblanco al deporte norteamericano vino determinada por el lógico interés que despertaban estas manifestaciones desconocidas y exóticas, pero, al mismo tiempo, por la estrecha relación que el presidente bético de entonces, Benito Villamarín, mantenía con los Estados Unidos, el llamado "amigo americano" que tan presente estaba en la vida española desde 1953 (cuando se firmó el acuerdo de colaboración que permitió la instalación de las bases militares en Rota, Morón, Torrejón y Zaragoza) y muy particularmente a partir de 1959, cuando se produjo la visita a Madrid del presidente Dwight Eisenhower.

Para entonces, Villamarín ya era un exportador preferente en el mercado norteamericano y esta relación comercial, intensa y permanente, lo convertía en un personaje de interés, cuya imagen, y la del club que presidía, se erigían en adecuados embajadores para promocionar esas deslumbrantes innovaciones que llegaban desde el otro lado del Atlántico. 

El magno escenario del Villamarín

Lo que quizá sea menos conocido es que tres décadas largas después de esto que contamos, los americanos volvieron a Heliópolis. Y esta vez, de uniforme, simbolizados en el cuerpo de Marines, esa fuerza de choque que tanto protagonismo ha tenido en medio mundo y, principalmente, en el cine desde que Hollywood entróen nuestras vidas para quedarse.

Fue el lunes 20 de octubre de 1997 y la primicia la publicó al día siguiente el diario Marca en una vistosa contraportada a color. Una noticia poco común que decía textualmente lo siguiente: 

"El Benito Villamarín se convirtió ayer en el escenario de una ceremonia un tanto inusual. Dos militares estadounidenses destacados en la base de Rota, el sargento Scott Knapper y el cabo primero William Hensley, firmaron ayer su renovación con el ejército norteamericano por cuatro temporadas sobre el césped verdiblanco. Así lo habían solicitado meses atrás al Betis, en una misiva en la que el sargento Knapper, que se convirtió al beticismo cuando su compatriota Tab Ramos corrió la banda derecha de Heliópolis, consideraba todo un honor poder reengancharse en el coliseo verdiblanco. Es costumbre de la US Navy firmar los contratos de sus mandos en magnos escenarios como el Partenón de Atenas o las Pirámides de Egipto. Pues el Benito Villamarín para Knapper y Hensley es todo un monumento".

¿Y para qué bético no es Heliópolis el templo en el que se dan cita todos los sueños y las más extraordinarias emociones? Esto cabría preguntarse tras leer lo publicado aquel día de octubre de 1997 por el rotativo madrileño, que acompañaba el texto antes citado con una foto de los Marines y un sugestivo titular que decía: ¿Y con esta defensa, qué?

Cuarenta y ocho horas después, el Real Betis derrotó por 2-0 en esa misma hierba al Copenhague de Dinamarca, en partido de los octavos de final de la Recopa, allanando el camino de una eliminatoria europea que acabó de rematar dos semanas más tarde en suelo escandinavo.

No hemos sabido qué fue desde entonces de los muy béticos Scott Knapper y William Hensley, pero sí agradecemos su gesto y, sobre todo, recordamos con cariño a quien despertó en ellos el sentimiento verdiblanco. Me refiero a Tabaré (Tab) Ramos, un rápido extremo nacido en Uruguay, pero nacionalizado norteamericano, que fichó por el Real Betis en el verano de 1992 procedente del Figueras, donde había estado a las órdenes del técnico Jorge D´Alessandro, que ese año iba a ser entrenador del equipo bético.

Tab Ramos firmó por 4 temporadas y se convirtió en el primer y único jugador yanqui que ha militado en el club de Heliópolis a lo largo de su historia. Sin embargo, las lesiones y las desgracias, le impidieron rendir del modo deseado. Únicamente permaneció 2 campañas en la disciplina verdiblanca, ambas en Segunda, jugando 32 partidos de Liga y 8 de Copa y marcando un solo gol, el que anotó frente al Sabadell en el Villamarín en junio de 1993.

Sí le cupo el honor de debutar el mismo día que Rafael Gordillo volvió a ponerse la camiseta del Betis, tras su regreso del Real Madrid, y tampoco lo ayudó demasiadoque apenas a los seis meses de su fichaje fuera cesado Jorge D´Alessandro, su gran valedor.

Más dramático fue lo que le sucedió en el Campeonato del Mundo de 1994 que se disputó en los Estados Unidos. Jugando con el combinado USA el partido de octavos final que enfrentaba a su país contra Brasil, recibió un terrorífico codazo propinado por el defensa carioca Leonardo que le provocó una fractura del parietal izquierdo. Una acción tan tremenda que el brasileño fue multado con 7.000 dólares y suspendido por 4 fechas, lo que le impidió seguir actuando en un torneo que los brasileños acabaron ganando.

Tab Ramos debió permanecer varios meses de baja y nunca más volvió a jugar con el Betis. Abandonó la entidad en 1995 para fichar por los Tigres de México y a partir de 2011 inició una brillante carrera como entrenador en la selección sub-20 de Estados Unidos, pasando más tarde por el Houston Dynamo, el Hartford Athletic y, en la actualidad, en el New England Revolution, equipo de Boston, donde oficia como técnico adjunto.

Un buen jugador de banda que no pudo brillar en el Betis, pero que, al menos sembró la mejor semilla del beticismoen aquellos Marines, Scott Knapper y William Hensley, que un día decidieron jurarle su fidelidad a la US Navysobre la hierba del Villamarín.

Le damos las gracias por ello.