El polaco Wojciech Kowalczyk celebra ante la tribuna de Gol Norte el golazo que le acaba de marcar a la Real Sociedad en la eliminatoria copera de 1995.

HISTORIA | La mejor noche del polaco

En 1995 el Real Betis se impuso a la Real Sociedad en una eliminatoria de Copa que siempre será recordada por el golazo que marcó en Heliópolis Wojciech Kowalczyk

Por Manolo Rodríguez

 

 La primera vez que el Real Betis y la Real Sociedad se enfrentaron en la Copa de España fue en el año 1931. En el torneo que entonces llevaba el nombre del Rey Alfonso XIII. Una eliminatoria llena de historia de la que ya nos ocupamos en su momento. Recordemos que el partido de ida se disputó en el campo del Patronato el 12 de abril de 1931 y que ese mismo domingo se celebraron unas elecciones municipales que acabaron provocando la caída de la Monarquía y la proclamación de la II República.

Aquel partido lo ganaron los verdiblancos (entonces en Segunda) por 5-1, resultado que fue todo un acontecimiento en el fútbol español, ya que los donostiarras venían de ser terceros en la Liga de Primera con los mismos puntos que el campeón (Athletic de Bilbao) y que el subcampeón (Racing de Santander), en un apasionante duelo resuelto al final por un triple empate.

El 3 de mayo de 1931 se disputó el partido de vuelta de aquellos dieciseisavos de Copa. Una Copa que, a esas alturas, ya no era la del Rey Alfonso XIII, sino que pasó a ser denominada como Copa del Presidente de la República. Un choque, además, que enfrentó a dos escuadras que ya no se llamaban como en la ida. El Real Betis había pasado a ser el Betis Balompié a secas y la Real Sociedad era ahora la Sociedad de Fútbol de San Sebastián, que a partir de junio sería conocida como el Donostia FC.

A pesar de caer derrotado por 4-1 en Atocha el Betis se clasificó y más tarde fue pasando eliminatorias hasta llegar a la mismísima final contra el Athletic de Bilbao. Un gran éxito que ser convirtió en el preludio del ascenso a Primera División que llegaría un año después.

El segundo cruce copero entre béticos y realistas llegó en 1965. También en los dieciseisavos de final. Los verdiblancos venían de salvarse unos días antes en el Nou Camp de Barcelona y recibieron a los guipuzcoanos en Heliópolis un martes de Feria.

Buena entrada en partido nocturno. Antes de dar comienzo el partido le fue entregado al delantero centro bético Fernando Ansola el trofeo que lo acreditaba como el máximo goleador de la temporada anterior. Amenizó el acto la Banda de Infantería de Marina de la base de Rota, mientras que desfilaba por el estadio un grupo de quince muchachas americanas con sombrero de ala ancha, las cuales eran portadoras de quince globos verdes y blancos, tantos como los goles obtenidos por el delantero bético, a los cuales se les dio suelta en espectacular cierre del emotivo acto.

El encuentro lo ganó la Real Sociedad por 1-2, con tantos de Urreisti y Amas. El gol bético lo hizo Rogelio. En la vuelta también se impusieron los donostiarras por 2-0, repitiendo precisamente los mismos goleadores del primer partido. Un desenlace inesperado, por cuanto la Real Sociedad militaba en aquel tiempo en Segunda División, lo cual no fue óbice para que completara un excelente torneo copero que la llevó hasta las semifinales. En el Betis se pensó que bastante habían hecho con mantener la categoría tras una campaña llena de sobresaltos en la que por el banquillo del Villamarín pasaron hasta cuatro entrenadores.

Después, hubieron de pasar tres décadas hasta que verdiblancos y blanquiazules volvieran a verse en el torneo del KO. Fue el jueves 26 de enero de 1995, justo cuando aquel gran Betis de Lorenzo Serra estaba en su cota más alta tras el ascenso del año anterior. Cuatro días antes había ganado en el campo del eterno rival con un penalti transformado por Alexis y la afición vivía en éxtasis. Sumaba seis partidos seguidos sin perder y era quinto en la clasificación liguera.

Con ese viento de cola jugó el Real Betis por primera vez en su historia en el nuevo campo realista de Anoeta. Los locales le entregaron una placa conmemorativa y antes del choque se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria de Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde del Partido Popular asesinado por ETA cuarenta y ocho horas antes.

En la Real fue baja Imanol Alguacil, entonces lateral derecho y hoy entrenador del club Txuri-urdin y aunque Serra hizo rotaciones, nada detenía a aquel Betis poderoso. Fue mejor en el conjunto del partido, dispuso de las ocasiones más claras y acabó imponiéndose con un cabezazo de Juan Ureña en el minuto 46 de partido.

Arbitró el colegiado extremeño Pajares Paz y las alineaciones fueron las siguientes:

Real Sociedad: Alberto; Fuentes, Loren, Picabea, Aranzábal; Lumbreras, Imaz (Iturrino, m.47), Karpin y De Pedro; Luis Pérez (Idiakez, m.62) y Kodro.   

Real Betis: Diezma: Merino, Ureña, Vidakovic, Josete; Cañas, Roberto Ríos, Alexis, Menéndez; Sabas (Olías, m.70) y Kowalczyk.

De vuelta de San Sebastián el Betis recibió en el Villamarín al Real Madrid, que venía como líder, y le aguantó el tirón con un meritorio empate a cero. Eso fue un domingo y el jueves siguiente, 2 de febrero, se disputó el partido de vuelta de la eliminatoria copera. Hizo frío y el estadio no registró una buena entrada. Pero quienes desafiaron los rigores de la temperatura pudieron disfrutar aquella noche del mejor gol del polaco Kowalczyk con la camiseta verdiblanca. Un gol que aún se recuerda.

Corría el minuto 51 cuando Menéndez lanzó un balón largo a la banda izquierda. Kowalczyk arrancó en desventaja con Loren, pero antes de llegar a la línea de fondo metió el cuerpo y se quedó con la pelota. Ganada la posición, se detuvo y miró a la portería. Vio al guardameta Alberto esperando el centro y entonces, desde fuera del área, sacó un disparo con una parábola perfecta que se clavó en el segundo palo. Un golazo.

Estalló el Villamarín y fue, sin duda, el mejor momento de aquel jugador polaco fichado horas antes del inicio de esa temporada 1994-95. Un goleador del Legia de Varsovia que había impresionado en la Olimpiada de Barcelona-92 y por el que el Betis pagó 220 millones de pesetas.

Wojciech Kowalczyk (el único futbolista de nacionalidad polaca que ha jugado en el Betis) debutó con gol ante el Sporting de Gijón en la cuarta jornada y esa misma temporada haría otro tanto trascendental en el derbi contra el eterno rival en Heliópolis.

Anotó 7 goles en ese ejercicio; 4 en la campaña siguiente y 7 de nuevo en la 1996-97. Fue con la plantilla al stage de Holanda en el verano del 97 (incluso jugó y marcó contra el Ado Den Haag), pero ya era del dominio público que Luis Aragonés, el nuevo entrenador, no contaba con él. Tanto es así, que no llegó a jugar ni un solo partido en toda la temporada y que en enero de 1998 fue cedido a la UD Las Palmas, tras no pocos dimes y diretes en los que el equipo canario quiso romper la operación alegando que el futbolista estaba lesionado.

Aquella eliminatoria copera contra la Real Sociedad la ajustició el Real Betis ganando por 3-1 el choque de vuelta (Sabas y Cuéllar hicieron el resto de los goles), aunque siempre será recordada por el golazo que marcó en Heliópolis Wojciech Kowalczyk. La mejor noche del polaco.