Juanito hace el gol del Real Betis en el Camp Nou. Año 1994. Se consuma una de las más importantes victorias verdiblancas en el campo del FC Barcelona.

HISTORIA | El grito de Juanito

Entre las pocas victorias del Real Betis en el Camp Nou, destaca, sobre todas ellas, la que le permitió en 1994 eliminar al gran Barça de Cruyff en la Copa del Rey

Por Manolo Rodríguez

 

No ha ganado mucho el Real Betis en el campo del FC Barcelona. Esa es la verdad. Apenas cuatro victorias en la Liga en 52 visitas y dos más en la Copa en las 9 ocasiones en que se vieron las caras. Un balance escaso que pone de manifiesto las dificultades que en todas las épocas tuvieron los verdiblancos para imponerse en el feudo blaugrana.

En la galería de imprescindibles hay que inscribir el nombre de Luis Carriega, el único entrenador que consiguió ganar dos veces en el Camp Nou (en 1980 y 1985), y también debe ser recordado con viva admiración el nombre de Pedro Buenaventura, ese admirable servidor bético que arrancó desde el banquillo un triunfo salvador en 1988 y un empate formidable en 1982 que sirvió para jugar la Copa de la UEFA.

Pero, sin ninguna duda, en la historia de los duelos entre ambos equipos la victoria de las victorias es la de la Copa de 1994. Aquella vez en que David se impuso a Goliat o, lo que es lo mismo, cuando un Betis de Segunda, quinto en la tabla, y a seis puntos del ascenso, eliminó en los cuartos de final de la Copa del Rey al Barça de Cruyff, al vigente campeón de Liga, al Dream Team que cautivaba al universo futbolístico.

Ocurrió el 3 de febrero de 1994 y nadie lo ha olvidado. Ni el triunfo, ni la gesta, ni el grito del gallego Juanito cantando el gol cuando vio que la pelota entraba en las redes. Un momento que desde entonces forma parte del imaginario de los béticos.

Aquella campaña 1993-94 era la tercera consecutiva que el Betis vivía en la división de plata. Mucho tiempo y demasiadas frustraciones. El mal viento no había conseguido enderezarlo el técnico croata Sergio Kresic, que en aquellas fechas ya estaba muy cuestionado. De hecho, todo estaba en cuestión.

Pero aún así, el equipo había ido sobreviviendo en la Copa. Primero eliminó al Mensajero de Santa Cruz de la Palma y más tarde al Elche, otro equipo de Segunda B, contra el que incluso llegó a perder en el partido de ida. La siguiente cita fue con el Poli Ejido y en los octavos de final le tocó el CP Mérida, un igual de Segunda. Corre ya el año 1994. El día de Reyes abre la eliminatoria en casa y, aunque no juega bien, sí se muestra lo suficientemente sólido y poderoso como para ganar por 3-1 con goles de Cuéllar, Olías y Aquino.

El Municipal emeritense se llena hasta la bandera seis días más tarde. Los locales aprietan, pero la defensa verdiblanca resiste sin mucho sufrimiento. Diezma está acertado y Aquino hace un gol tranquilizador cuando queda media hora. Al final, empate a uno. Ya está clasificado para los cuartos de final de Copa.

El Betis es el único equipo de Segunda en el bombo, donde lo acompañan varios de los más grandes. Lo que venga, sea lo que sea, será importante para los béticos. Y lo que llega es el todopoderoso FC Barcelona de Johan Cruyff, que ya lleva ganadas tres ligas seguidas y va camino de la cuarta. Nada más y nada menos.

El sorteo se acoge bien. Parece un premio, una satisfacción para los béticos después de tanta abstinencia. El partido se televisa en directo y el Betis y vuelve a estar el foco del interés nacional.

El Barça comparece en Heliópolis el jueves 27 de enero de 1994. No se llena Heliópolis, aunque la entrada es francamente buena. Los azulgranas llegan sin Koeman, Laudrup ni Romario y en los verdiblancos debuta el portero Yubero.

El encuentro no defrauda. El Betis le aguanta el pulso al campeón e incluso tiene una clara ocasión de gol en las botas del sueco Ekström. El Barça también se acerca al portal verdiblanco, pero una y otra vez se estrella contra un Yubero que firma su mejor noche. La tensión se mantiene, aunque el marcador no se mueve. Empate a cero que deja las espadas en todo lo alto, sobre todo porque esta es la primera temporada en que se le otorga valor doble, en caso de empate, a los goles marcados en campo contrario. Así las cosas, una igualada con goles en la Ciudad Condal clasificaría al Betis.

El partido de vuelta comienza a las nueve de la noche del jueves 3 de febrero de 1994. Retransmiten el partido las televisiones autonómicas, la temperatura es agradable y el Camp Nou acoge unos 70.000 espectadores. Dirige el partido el árbitro tinerfeño Juan Manuel Brito Arceo, con las siguientes alineaciones:

FC Barcelona: Busquets; Ferrer, Koeman, Sergi; Iván (Beguiristáin, m.60), Guardiola, Nadal, Eusebio; Quique Estebaranz (Baquero, m.57), Julio Salinas y Stoichkov.

Real Betis: Diezma; Merino II, Chirri, Ureña, Monreal; Mágico Díaz, Roberto, Cañas, Alexis (Merino I, m.60), Cuéllar (Tab Ramos, m.68); y Juanito.

En busca de la hazaña, Kresic prepara un muro defensivo que frene el fútbol de ataque de los blaugranas. Es la única posibilidad de sobrevivir. Por eso declara en la víspera: "Sabemos que hay pocas posibilidades, pero por qué no soñar".

Los primeros compases son de dominio local, pero los remates de Julio Salinas y de Quique Estebaranz no encuentran portería. Con el paso de los minutos el Betis se va asentando e incluso se deja ver en campo visitante.

Únicamente se producen escaramuzas, hasta que a la media hora sobreviene la jugada que cambia la historia. Un pelotazo sobre el área blaugrana lo resuelve Koeman cediéndole el balón de cabeza a su portero. Busquets, sin embargo, no entiende al holandés y cuando quiere salir a buscarla se resbala. La duda y el traspié lo aprovecha Juanito para colarse entre ambos y empujar la pelota al fondo de las mallas.

En la segunda parte, el Barça toca a rebato. No tiene mucho fútbol, pero sí mucha calidad. El Betis sigue ordenado, con cuatro hombres en la defensa y cinco en el mediocampo. Y, sobre todo, cuenta con el acierto de Diezma, que hace dos o tres paradas extraordinarias.

Así van pasando los minutos. La pelota está casi siempre en el área verdiblanca, pero no llega el gol del empate barcelonista. La hazaña cada vez está más cerca. Kresic le da aún más músculo al mediocampo con la entrada de Juan Merino y los locales se desesperan buscando por las bravas lo que no encuentran.

Para alegría de los béticos, y para sorpresa universal, se llega al final del partido con la victoria del Betis, que acaba de culminar otra gesta impresionante. Como aquel lejano año de 1966 en que eliminó en el Bernabéu al Real Madrid que acababa de proclamarse campeón de Europa.

Apenas concluido el encuentro, los béticos se echan a las calles. Miles de aficionados con bufandas y banderas. La toma de la Plaza Nueva es épica. Mientras, la expedición verdiblanca disfruta del momento en el hotel Rally de Barcelona, muy cerca del Camp Nou. Una celebración que se prolonga hasta la madrugada, a pesar de que Kresic no quiere que la euforia vaya demasiado lejos, ya que tres días más tarde los verdiblancos juegan en Villarreal.

De hecho, el sábado por la tarde los béticos parten con destino a Castellón, donde aguardarán el choque del domingo contra el equipo amarillo. Un partido que acabarán perdiendo. Las cosas del Betis.

Después de aquello, Sergio Kresic sólo aguantará cinco partidos más en el banquillo. Será cesado tras una nueva derrota en Toledo y al frente de las operaciones se colocará Lorenzo Serra Ferrer. Y la vida ya será otra. Volverán las victorias y las satisfacciones.

Pero más allá de todas estas consideraciones, lo que permanecerá para siempre será aquella heroica victoria en el Camp Nou. La del gol y el grito de Juanito.