Esnaola, en un partido con el Real Betis Balompié.

El Perfil: Esnaola

El exfutbolista del Real Betis cumple hoy 71 años

Sin ningún género de dudas, José Ramón Esnaola ha sido el portero más grande que ha tenido el Real Betis a lo largo de la historia. Su icono más reconocible bajo los tres palos. El héroe de la final de Copa del 77 y el futbolista que más partidos jugó defendiendo el escudo de las trece barras. Un ídolo y un mito que durante doce temporadas guardó el marco verdiblanco.

José Ramón Esnaola Larburu nació en Andoain (Guipúzcoa) el 30 de junio de 1946. Se inició en el filial de la Real Sociedad y debutó con el primer equipo donostiarra en 1965 cuando contaba 19 años y el conjunto de Atocha militaba en Segunda División.

Tuvo una progresión brillante y en 1968 fue traspasado al Atlético de Madrid, aunque el fichaje no pudo culminarse al rechazar su contratación los médicos del club rojiblanco arguyendo que el futbolista arrastraba las secuelas de una lesión que se había producido… precisamente jugando contra el Betis.

Permaneció en la Real Sociedad, donde se erigió en titular indiscutible, hasta que en 1973 fue traspasado al Real Betis. En Atocha disputó más de 200 partidos y recaló en Heliópolis cuando ya contaba 27 años de edad. En la Real tenía por detrás a dos porteros espléndidos como Urruti y Artola y, por ello, se planteó salir de Atocha y rentabilizar el último gran contrato de su vida.

A finales del mes de julio de 1973 el Betis anuncia el fichaje de José Ramón Esnaola a cambio de 12 millones de pesetas, la cifra más alta jamás pagada por el club verdiblanco en una contratación.

Ya en aquel momento parece un precio ajustado para un jugador de esa calidad. Pero con el paso del tiempo se revelará, seguramente, como el mejor negocio que el Betis hizo nunca. Una operación providencial.

El Betis está en Segunda División y el debut de Esnaola en competición oficial tiene lugar el 1 de septiembre de 1973 en Linares. Ganan los verdiblancos 0-1 y a partir de ahí se inicia una exitosa campaña que acabará con el ascenso.

Desde ese momento, año a año, Esnaola es un fijo en las alineaciones verdiblancas. Una referencia en  la portería y un ídolo para la afición, que alcanza su momento más brillante la noche del 25 de junio de 1977, cuando el Real Betis se proclama campeón de la I Copa de S.M. El Rey. Aquella memorable noche en que el portero verdiblanco paró tres penaltis y transformó el que le correspondió tirar.

José Ramón Esnaola jugó en el Real Betis hasta 1985, doce temporadas ininterrumpidas, alcanzando la cifra récord de 460 partidos oficiales, distribuidos en cinco competiciones: 378 en la Liga; 64 en la Copa; 6 en la Recopa de Europa; 8 en la Copa de la Liga y 4 en la Copa de la UEFA. Una cifra sin precedentes que no ha sido superada.

El 9 de agosto de 1983 recibió el homenaje multitudinario de la afición bética en un partido disputado en el estadio Benito Villamarín, que enfrentó al Real Betis Balompié contra el otro equipo de su vida, la Real Sociedad.

El partido concluyó con empate a uno, actuando Esnaola durante varios minutos como jugador de campo y haciendo el gol verdiblanco… de penalti.

Cuando abandonó la portería, inició una carrera de entrenador que lo llevó en dos ocasiones a sentarse en el banquillo del Real Betis, concretamente en las temporadas 1990-91 y 1992-93.

Fue asimismo segundo entrenador y durante muchos años formador de jóvenes en el equipo filial del Real Betis.

En 2002 fue nombrado entrenador de porteros, cargo en el que permaneció hasta 2013 en que se jubiló, retirándose del fútbol y del Betis.

Con tal motivo, el 26 de mayo de 2013 José Ramón Esnaola recibió un nuevo homenaje en el Villamarín, saltando al terreno de juego antes del inicio del partido Real Betis-Real Zaragoza. Le hicieron pasillo todos los porteros que esa temporada habían militado en los distintos equipos de la cantera bética y, en el centro del campo, fue sido recibido por sus compañeros campeones de la Copa del Rey de 1977. 

Así se le ponía punto y final a cuarenta años de servicio a los colores verde, blanco y verde. La brillante carrera de un mito.