Álvaro Vadillo asume el reto

A sus 19 años, el de Puerto Real comienza a consagrarse en la élite

El beticismo necesita buenas noticias, argumentos que enmenden la decepción derivada del recorrido liguero, acentuado con la última plaza que ocupa en estos momentos la escuadra verdiblanca en la Liga BBVA. Alejando el análisis de la simplicidad, múltiples han sido las causas que han motivado esta preocupación existente por los resultados obtenidos, entre las que se encuentra el desafortunado rendimiento cosechado por el plantel, labor que desea potenciar Juan Carlos Garrido en las próximas fechas.

Sin embargo, enfocando el futuro con optimismo, irrumpen acontecimientos positivos en el presente verdiblanco. Uno de ellos lo protagoniza Álvaro Vadillo, que a sus 19 años, aparcando las lesiones y la irregularidad, comienza a despuntar y a convertirse en una de las piezas más valiosas de este Betis actual. Aderezado con la madurez encontrada y el descaro que trae su juego de alto voltaje, Vadillo se enfrenta ante el año de su consagración, como así queda certificado con sus últimas actuaciones, en las que el extremo de Puerto Real ha sobresalido por encima del nivel ofrecido por el bloque bético en los últimos meses.

Confianza. Un término que podría parecer insignificante, pero que para Vadillo define toda esta mutación que está llevando a cabo en el actual curso: "La clave para mi mejoría es la confianza. Creo que lo fundamental para un jugador es que te den esa confianza, saber que cuentan contigo y te sientas importante. Eso me está ayudando a dar mi mejor versión”.

Y es que pocas aristas quedan de aquel Vadillo que debutó en Primera División el 27 de agosto de 2011 o del que se lesionó aquella fatídica tarde del 15 de octubre del mismo año en el Santiago Bernabéu. El canterano, sabedor de que sobre su figura y la de otros talentos emergentes como Nono, debe pivotar el futuro de la entidad, ha dejado paso al atrevimiento. Su fútbol eléctrico, impregnando de esa convicción que otorga siempre el fruto del primer regate, empieza a lucir en el Benito Villamarín. Aunque aún es pronto para catalogar el ejercicio vigente como el de su asentamiento definitivo entre las estrellas del panorama nacional, Vadillo es consciente de que por fin se siente importante y con capacidad para dominar cualquier recurso desde la banda: "Si es el año de mi consagración se verá a final de la temporada. Sí es verdad que estoy teniendo más minutos y me encuentro mucho mejor. Puedo decir que hasta ahora es mi mejor año en el Betis”.

Mentalizado ante el importante desafío que tocará superar y que no entiende de otro camino que sea la Primera División, el pujante ala derecha deberá permanecer ahora tres semanas de baja, por culpa de una lesión producida en el último partido liguero ante la UD Almería: “No es una lesión grave. Me frena cuando estaba en mi mejor momento, pero dentro de lo malo son solo tres semanas. Una lesión siempre es un inconveniente, pero me ayudará a volver mejor”. 

Los números que atestigua Vadillo apoyan la buena temporada del gaditano, quien pese a los infortunios, la falta de continuidad, o por qué no decirlo, la escasez de autodeterminación percatadas desde su estreno en la máxima categoría, no perdió el ánimo, la proyección que esta campaña ha apuntado a su despegue. Su brillante participación en el Europeo Sub-19 del pasado verano con la Selección Española hicieron crecer al verdiblanco en lo futbolístico y en la faceta psicológica, tareas indispensables para que salgan a flote este año el abanico de recursos, las arrancadas eléctricas y el fútbol vertical del que dispone la perla de Heliópolis. Con mucho trayecto aún por completar, y con el margen de mejora que le procura su corta edad, Vadillo aspira a ser patrimonio próximo del Club. Un viaje de velocidad, frescura y talento que progresivamente se va moldeando para deleite de la afición bética. 

Con 13 partidos disputados en la Liga BBVA durante la temporada 2013-2014 y un formidable tanto obtenido en el triunfo europeo ante el Vitória Sport Clube por 1-0, Vadillo asume el reto de respaldar las expectativas que giraban en torno a sus prestaciones, cultivadas con esmero durante muchos años en la cantera del Real Betis Balompié y que mimaron con cariño sus diferentes entrenadores, conocedores de que enfrente tenían un futbolista con un halo diferente a los demás. Un reto, que por otro lado, el veloz jugador solo quiere consolidar de una única forma, la de mantener al Betis en la Primera División del fútbol nacional.