HISTORIA | Una goleada para el recuerdo

En marzo de 1961 el Real Betis, al que entrenaba Fernando Daucik, derrotó al Elche en el Villamarín por 7-1, jugando un fútbol calificado como "moderno, inspirado y veloz"

Por Manolo Rodríguez


La última vez que el Real Betis marcó 7 goles en un partido de Liga fue en marzo de 1961. En Heliópolis y contra el Elche, el rival de esta semana. Una victoria que mereció los mayores elogios de la prensa de la época y rubricó la trayectoria ascendente de un equipo que sumaba su tercera temporada en Primera tras la travesía del desierto.


Aquel era el Betis que gobernaba con plena autoridad Benito Villamarín, aunque el presidente ya se hallaba enfermo en esas fechas y sometido en Norteamérica al tratamiento que combatía el tumor pulmonar que se le había diagnosticado. 


En el banquillo, desde el inicio de la temporada 1960/61 estaba el checo Fernando Daucik, un mediático entrenador de la época. Un triunfador de imponente palmarés. Ya lo había ganado todo con el FC Barcelona, el Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid y su personalidad y carisma parecían incluso por encima de los equipos que dirigía.


A Villamarín le hizo mucha ilusión ficharlo. Otro nombre sonoro para un Betis que quería importante. Se lo presentó a la plantilla en julio de 1960 y sus palabras fueron inequívocas. Les dijo: "Podéis tener el orgullo de estar a las órdenes del entrenador más cotizado de Europa. Tiene plenos poderes y él será quien mande en el equipo".


Quien ya no estaba en ese equipo era Del Sol, traspasado meses antes al Real Madrid. Un trauma indudable al que vinieron a sumarse otras circunstancias inesperadas como la rebeldía de Isidro, excelente futbolista que hasta en dos ocasiones abandonó la disciplina del club y que también acabaría fichando por el club del Bernabéu.


Pero algunos de los refuerzos de ese ejercicio se revelaron como muy competentes. En particular, Pallarés y Martín Esperanza, dos de los jugadores que vinieron a cambio del traspaso de Del Sol. Fue contratado asimismo el experimentado portero Pepín, aunque su mejor momento llegaría en los años venideros, y, como nota curiosa, el Betis de Daucik fichó? ¡al hijo de Daucik! Al espigado delantero Yanko, tan resolutivo como desconcertante, según el día.


Junto a ellos, permanecían en la plantilla los clásicos de los últimos años: Lasa, Areta, Ríos, Otero, Bosch, Kuszmann y el poderoso goleador argentino Alfredo Rojas, "El Tanque", que cumplía su segunda temporada y que, de nuevo, fue el máximo anotador del curso.


Tras una inestabilidad inicial, el equipo se asentó en la segunda vuelta. Se hizo fuerte, incluso después de que algunos de los experimentos de Daucik no hubieran dado resultado alguno. Sobre todo, aquella extravagancia de colocar a Kuszmann en el eje de la defensa (cuando siempre había sido un hombre de ataque) y de poner a Eusebio Ríos como delantero centro.


Una insólita decisión que incluso se escenificó con los números que cada uno de ellos llevaban en las camisetas la tarde que visitó Heliópolis el Oviedo. Kuszmann salió con el 5 y Ríos, con el 9. Los fotógrafos inmortalizaron tan extraña imagen.


Al acabar el partido, Daucik le declaró a "La Hoja del Lunes" lo siguiente: "Ríos cumplió disciplinadamente su cometido, si bien se le observaba cierta falta de interés. Él, en ese puesto, queriendo, puede emplearse de forma más efectiva. Porque vale".


Sin embargo, la prueba no duró mucho. Una semana más tarde repitió con lo mismo en Barcelona, pero en el siguiente partido en casa contra el Valladolid ya regresó Ríos a las tareas defensivas. Nunca más volvió a actuar como delantero centro. 


Precisamente en aquellos días de febrero arrancó el Betis. Ganó en Santander, derrotó en Heliópolis al At. Madrid, segundo clasificado en la tabla, y se impuso a la Real Sociedad en San Sebastián. Y entonces llegó el Elche al Benito Villamarín. Jornada 24 del campeonato.


Daucik, para entonces, ya había resuelto el dilema de que Ríos y Kuszmann pudieran jugar juntos en labores de contención. El húngaro como central puro y Ríos un poco más adelantado. Marcando a un interior contrario y sumándose al ataque.


Con esta combinación, el Betis alinea frente a los ilicitanos el siguiente once: Otero; Lasa, Kuszmann, Areta; Ríos, Bosch; Gerardo, Pallarés, Rojas, Gargallo y Martín Esperanza.


El Elche, que viste camiseta celeste, con raya horizontal roja y pantalón azul, sale con: García; Alcántara, Pantaleón, Quirant; Campos, González; Gento III, Rodri, Fuertes, Romero y Pahuet.


El partido es un festival. A los 2 minutos marca Rojas; repite el argentino a los 19 y a los 22, Gargallo hace el 3-0. Recortan distancias los levantinos con un gol de Gento III, pero antes del descanso "El Tanque" Rojas firma su "hat-trick" desde el punto de penalti. 4-1 al descanso.


En la continuación, siguen cayendo goles ante un Elche desarbolado. Pallarés hace el quinto, Gerardo, el sexto y Eusebio Ríos, el séptimo. El único que marcó en la Liga el gigante de Portugalete a lo largo de toda su brillante carrera. 


Los periódicos se desbordan con la exhibición verdiblanca. El diario "Sevilla" titula: "Gran victoria de un Betis sensacional". Y en su crónica, el periodista Emilio Vara llega a afirmar que este es el mejor partido que han jugado los verdiblancos desde su vuelta a Primera División. Dicho informador le otorga todo el mérito al entrenador. Y escribe: "Hay que aplaudir, señores, la gran labor de Daucik en el Betis. Y hay que reconocer que el Betis se encuentra con más fuerza que nunca y en un momento espléndido de juego".


El ABC, por su parte, define lo ocurrido con la frase: "Goles y fútbol de clase". Y sobre el encuentro dice: "El Betis, agigantado, brillante y goleador, acudió al reto pleno de voluntad y, sobre todo, hizo gala de un fútbol moderno, inspirado y veloz".


"La Hoja del Lunes" habla de un "Espléndido y completo partido verdiblanco", resaltando que: "El 7-1 es la consecuencia lógica de un equipo que ha jugado a una velocidad tremenda, con una potencia asombrosa y que, además, ha practicado fútbol bueno conjuntado, en una labor armónica de juego colectivo".


Más expresiva es la revista "Verde y Blanco", publicación dirigida a la afición bética que había empezado a editarse precisamente al inicio de la temporada 1960-61. En la reseña del encuentro, este boletín mensual afirma que: "El Betis realizó ante el Elche la más brillante exhibición de fútbol que se ha visto en Sevilla en los últimos años".  


Una impresión que corroboró el propio entrenador del Elche, Miguel Bertral, cuando declaró en las casetas que "el Betis ha jugado muy bien y a su victoria no hay que regatearle nada".


Daucik, por su parte, dijo que lo que más le gustó fue "la conjunción del conjunto, el amor propio, la voluntad de triunfo, la velocidad y, sobre todo, la fuerza". Y pronosticó que "esto irá a más".


No se equivocó. El Betis acabó la Liga a 2 puntos del cuarto puesto y completó unas eliminatorias de Copa francamente buenas. Eliminó consecutivamente al Murcia, al Oviedo y al Espanyol, ganando los 6 partidos de los distintos enfrentamientos.


Entonces, llegado a la semifinal, se cruzó en su camino el Real Madrid y ahí ya no pudo ser. Perdió con claridad en la ida y aunque consiguió una victoria de prestigio en la vuelta no pudo enmendar la situación.


Pero los béticos quedaron contentos y Villamarín confirmó que su apuesta por el técnico checo había sido acertada. Así hasta 1962, momento en el que ya contamos aquí que cambió el aire y Daucik fue cesado.


Pero ahora que nos visita el Elche ha resultado grato recordar aquel extraordinario recital de fútbol y goles que el Betis le regaló a su afición una cálida tarde de marzo de 1961.