Joaquín, exultante, celebra el gol del Real Betis en el Sánchez Pizjuán en octubre de 2002. Su primer tanto en un derbi.

HISTORIA | Primero Europa, después el derbi

Esta temporada, por cuarta vez en la historia, el duelo entre los eternos rivales vendrá precedido por la participación del Real Betis en la competición continental

Por Manolo Rodríguez 

Esta será la cuarta ocasión en que el Real Betis afronte un derbi días después de haber pasado por la competición europea. Una circunstancia que a la vista de estos datos se revela poco común (hace casi 60 años que el Betis se estrenó en los torneos continentales) y que tuvo su primer antecedente en el tramo final de la década de los 70. Por el contrario, la última vez que ocurrió algo similar fue la campaña pasada. 

La primera vez que el Real Betis recibió al Sevilla en Heliópolis tras haber jugado esa misma semana un partido en Europa fue en la campaña 1977/78. Los verdiblancos, entonces, disputaban la Recopa y los dirigía desde el banquillo Rafael Iriondo. El miércoles 15 de marzo de 1978 se enfrentaron en Tiflis al Dinamo de Moscú y terminaron perdiendo. Seguramente, lo único que podía pasar tras aquel viaje interminable que durante días los tuvo haciendo esperas interminables en los aeropuertos. Un infortunado suceso que se ha ido contando de generación en generación y que ya referimos con todo detalle hace unos meses en este mismo cuaderno de historias. 

Eliminados de la Recopa, los jugadores béticos retornaron a Sevilla a la anochecida del jueves. Entrenaron muy suavemente viernes y sábado y el domingo a las 12 de la mañana saltaron al césped del Villamarín para enfrentarse al eterno rival. Un partido señalado en horario matinal, ya la ciudad celebraba ese día el Domingo de Ramos y era común en aquel tiempo adelantar el comienzo del fútbol para que no colisionara por la tarde con los desfiles procesionales. 

Las vísperas de aquel derbi (importantísimo para el Betis por su precaria clasificación liguera) estuvieron marcadas por la penosa odisea vivida en Rusia. Se pensaba que aquello pasaría factura. Quizá por eso, y tirando de orgullo, el día antes del partido declaraba el extremo Juan Antonio García Soriano: "Quien anticipadamente estime que salimos como víctimas puede llevarse un gran chasco. Moralmente, el equipo no ha sufrido en absoluto. Nuestro deterioro se produce en el aspecto físico, tras un viaje realmente dantesco. Yo sólo he podido dormir, y de mala forma, unas diez horas en cuatro días, pero creo que el domingo superaremos la prueba poniendo ilusión y ganas allí donde puedan escasear las energías". 

Y la superaron, sí señor. Tirando de épica entre calambres y agotamiento. De este modo, fueron capaces de imponerse al eterno rival aquella soleada mañana de calor pegajoso. Un día de San José que, al margen de la victoria verdiblanca y de los cortejos cofrades, pasó a los anales por la huelga del gremio de hostelería que le negó a la ciudad el pan y la sal, la cerveza y todo lo demás que es consustancial con el hábito de las multitudes cuando estas toman las calles. 

El Betis ganó por 3-2 y el héroe de aquella gesta fue, sin duda, el gran Julio Cardeñosa, icono preferente del Betis en los años 70 y 80. Marcó dos goles en sendos lanzamientos de falta, clavando cada uno de sus disparos en un poste distinto. Y, además, asistió a López en el otro tanto bético. Sin duda, será muy difícil estar mejor que estuvo aquella mañana el genio vallisoletano. 

Por lo demás, el partido fue correcto y deportivo. Arbitró impecablemente Guruceta Muro, colegiado de moda entonces, y el Betis jugó con el siguiente once: Esnaola; Bizcocho, Biosca, Muhren, Gordillo; López, Alabanda, Cardeñosa (Eulate, m.79); García Soriano, Hugo Cabezas (Del Pozo, m.85) y Anzarda. 

Casi un cuarto de siglo después 

Recién iniciado el siglo XXI llegó el segundo momento en el que el Real Betis debió afrontar un derbi tras haber jugado la competición europea pocos días antes. Fue en el mes de octubre de 2002. Los verdiblancos, entonces dirigidos por Víctor Fernández, acababan de superar la primera ronda de la Copa de la Uefa, que dos semanas antes los había obligado a viajar hasta los lejanos confines de la antigua república soviética de Moldavia para medirse al Zimbru. 

El partido de ida lo ganaron cómodamente por 0-2 en la capital Chisinau y la vuelta se fijo en Heliópolis para el jueves 3 de octubre de 2002. El rival era débil y los verdiblancos volvieron a imponerse sin esfuerzo por 2-1, con goles del uruguayo Washington Tais (el único que marcó durante su estancia en el Betis) y del argentino Gastón Casas. 

Tres días después se anunciaba el derbi en Nervión. El primero de la temporada y en el que, claramente, los béticos ostentaban la vitola de favoritos. No en balde, los de Víctor Fernández ya habían arrasado al Depor en Riazor, habían goleado al Barcelona en Huelva y, de momento, iban ganando el partido del apagón contra el Real Madrid. 

El duelo fue declarado de alto riesgo por parte de la Comisión Antiviolencia y de la Federación Española, pero a pesar de ello las cámaras de televisión mostraron espeluznantes imágenes que dejaron en muy mal lugar a la afición local. 

A falta de media hora para el comienzo del encuentro, un vigilante de la seguridad privada del estadio recibió una brutal paliza y apenas 11 minutos después de que se iniciara el partido, un aficionado, que también se ubicaba en la zona de Gol Norte, logró burlar el cordón de seguridad y saltó al terreno de juego para abalanzarse sobre Toni Prats, cuando éste se hallaba de espaldas al agresor. El individuo, vestido con una camiseta sevillista, fue rápidamente sacado del campo en dirección a una comisaría de policía, sin que, afortunadamente, el portero bético, que no presentó denuncia, sufriera percance alguno. 

Pero aún hubo más. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía tuvieron que cargar a pie y a caballo contra un numeroso grupo de seguidores radicales del Sevilla y, asimismo, el autobús del Betis sufrió a su llegada al estadio el impacto de varios objetos, entre los que se incluían pelotas de golf. 

El Sánchez Pizjuán fue clausurado por cuatro partidos (el mayor castigo impuesto jamás hasta entonces a un club de Primera División) y al agresor de Toni Prats, Francisco C.P., de 29 años, se le imputó un delito de atentado a agentes de la autoridad y en su declaración ante el juez no aportó ningún dato concreto sobre por qué lo hizo, pese a que ante la Policía habría manifestado que buscaba la fama, ni tampoco aclaró si estaba bebido cuando ocurrieron los hechos. 

Más allá de todos estos lamentables acontecimientos, el partido resultó emotivo y vibrante. Jugado con más ambición que en los duelos de temporadas anteriores y con el claro mando del equipo verdiblanco en la mayor parte del encuentro. 

Abrió el marcador Joaquín en el minuto 18 (su primer gol en un derbi), al cabecear un centro de Denilson, y durante el periodo inicial el Betis impuso con autoridad su juego rápido e hilvanado, lleno de toque y profundidad. 

En la continuación, sin embargo, el Sevilla se metió en el partido con un fútbol enérgico y combativo, que encontró su fruto a 20 minutos del final, al desviar Juanito contra su propia puerta un centro desde el costado izquierdo. 

Hubo ocasiones para haber ganado, pero el empate no pareció un mal resultado. Era indudable que el choque lo habían marcado las escenas de violencias vividas al inicio y casi provocó un suspiro de alivio saber que el duelo no había dejado ni vencedores ni vencidos. 

Arbitró el partido el colegiado catalán Jesús Téllez Sánchez y el Real Betis presentó la siguiente alineación: Prats; Varela, Juanito, Arzu, Luis Fernández; Assunçao, Ito; Joaquín, Capi, Denilson (Fernando, m.70); y Alfonso (Gastón Casas, m.77). 

Leverkusen y Helsinki 

La temporada pasada volvió a producirse esta coincidencia temporal entre Europa y derbi y las cosas no fueron precisamente provechosas. El Betis perdió los dos duelos, primero en Alemania contra el Bayern Leverkusen y más tarde en Heliópolis contra el eterno rival. Todo, en cuatro días de noviembre y en medio del único bache de resultados vivido por el equipo a lo largo de la campaña. Dos reveses que no dejaron huella y que quizá contaron con el cierto atenuante de que en cada de uno de estos encuentros el Real Betis sufrió expulsiones, la de Fekir en tierras germanas y la de Guido Rodríguez en el Villamarín. Sin embargo, de aquella presunta zozobra, que en otro contexto podría haberlo debilitado seriamente, salió ganando 5 partidos consecutivos. 

Ahora, la antesala continental del derbi llegará con la visita del HJK Helsinki en el partido que permitirá celebrar la clasificación ya obtenida en Bulgaria para los octavos de final de la Uefa Europa League. Será la primera vez que un equipo finlandés visite el campo del Betis en la competición europea y esto siempre es noticia, ya que todos los estrenos tienen su interés. Después, vendrá la hora del partido más partido. Ese que enfrenta a la ciudad toda y que tanto supone para los aficionados de uno y otro club.