Publicación periodística en la que se muestra uno de los goles del Betis.

HISTORIA | La primera vez en la Liga

El 20 de diciembre de 1931, con tres goles de García de la Puerta, el Betis consiguió su primer triunfo en el campo del Sevilla en el campeonato nacional de Liga

Por Manolo Rodríguez

 

La primera vez que el Betis ganó un partido de Liga en el campo del Sevilla fue en puertas de la Navidad republicana de 1931, ese año tan decisivo en la historia de España. Ambos equipos militaban todavía en la Segunda División, pero los verdiblancos ya se preparaban para el gran salto a la máxima categoría. Un ascenso que llegaría poco después y que convertiría al Betis en el primer club de la ciudad que jugaba en la Primera División del fútbol español.

En aquel tiempo el club bético gozaba de buena salud en todos los ámbitos. Deportivamente, venía de haber sido finalista de Copa ese mismo año (también el primer equipo de la ciudad que lo conseguía) y socialmente se había robustecido con la llegada a la presidencia de José Ignacio Mantecón Navasal, un aragonés que, además de muchas otras cosas, era el hombre fuerte en Sevilla del partido Acción Republicana de Manuel Azaña.

En el banquillo se mantenía desde la temporada anterior Emilio Sampere y la plantilla contaba con futbolistas tan emblemáticos como Jesús "Manos Duras", Andrés Aranda, Peral, Soladrero o Enrique, a los que se había unido esa temporada el talento indomable de Mariano García de la Puerta, calificado por algunos como el mejor delantero de la historia del fútbol español. Sólo que a su aire.  

El Betis provocaba la ilusión entre sus aficionados y navegaba con holgura por aquella España republicana que se hallaba tan sometida a tensiones desde su proclamación en abril.

Ese mismo mes de diciembre de 1931 se había aprobado la nueva Constitución española que declaraba al estado como una "República democrática de trabajadores de todas clases" y que les concedía a las mujeres el derecho a votar. Asimismo, esa Constitución del 31 fue la primera que recogía el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía, entre los que el más controvertido sería el de Cataluña, aprobado en 1932. Y en lo relativo a la "cuestión religiosa", siempre tan presente en la vida española, se estableció un estado laico, con separación entre la Iglesia y el Estado, y libertad de conciencia y cultos.

Precisamente por este orden de cosas en el apartado religioso, ese mismo mes de diciembre de 1931 marcó el principio del enfrentamiento entre las cofradías y la autoridad republicana. En un clima de fuerte sentimiento antirreligioso, las hermandades se reunieron en esos días con el Gobernador Civil y les hicieron ver que "cómo iban a sacar a la calle a una imagen de Cristo crucificado cuando el Gobierno ha retirado los crucifijos de las escuelas". Además, no tenían dinero suficiente por la merma de hermanos y porque les habían retirado las subvenciones.

A partir de ahí el conflicto ya no se detuvo y, como se sabe, en 1932 sólo salió la Estrella y en 1933 no salió ninguna. El único año del siglo XX en el que no hubo procesiones.

Así estaban las cosas cuando llegó el Sevilla-Betis de aquella temporada. El 20 de diciembre de 1931. En la tercera jornada del campeonato. Los verdiblancos habían iniciado la campaña empatando en Castellón (2-2) y en la segunda fecha le habían ganado con claridad al Murcia (4-1) en el Patronato. Eran segundos en la tabla con tres puntos cuando acudieron al campo sevillista del Viejo Nervión.

Y como suele ser común en este tipo de lances, el encuentro llegó marcado por la polémica. La víspera del choque, se informa en los periódicos que "por no haber solicitado ni el Betis ni el Sevilla árbitro forastero para juzgar el partido de mañana, según las prescripciones reglamentarias, la Federación Nacional designó al señor Medina, del Colegio Sur. La noticia, divulgada ayer, produjo gran revuelo entre los béticos".

Ese juez del que tanto se habla es Luis Medina Toledo, colegiado que llegaría al año siguiente a la Primera División y que la abriría paso a una prestigiosa saga de árbitros sevillanos. Padre de Luis Medina Díaz (quien estuvo en la élite 16 temporadas) y abuelo de Luis Medina Cantalejo, sin duda el mejor árbitro que ha dado la ciudad, quien dirigió finales nacionales y europeas y tuvo un destacado papel en la Copa del Mundo de 2006.

A Luis Medina Toledo se le atribuyen simpatías por el Sevilla y eso genera muchos comentarios que la directiva bética se apresura a que no pasen a mayores. La noche del sábado 19 de diciembre se celebra la Junta General del club y el presidente José Ignacio Mantecón expone con claridad las razones que han llevado a la designación del colegiado y, sobre todo, aclara que no hay ninguna razón para dudar de su imparcialidad. Tranquiliza al cuerpo social y les pide serenidad.

En esa misma Junta General se ponen las bases para la celebración de las Bodas de Plata que se conmemorarían al año siguiente y se aprueba una cuota extraordinaria de cinco pesetas para que los socios presencien el partido Betis-Athletic de Bilbao que sería el plato fuerte de la fiesta el 6 de enero de 1932.

Con ese ambiente de optimismo y confianza acude el Betis al campo "superlativamente adverso de su secular rival", según refiere el diario ABC de Sevilla. Tarde muy fría y lleno en las tribunas. Los equipos salen con las siguientes formaciones:

Sevilla FC: Eizaguirre; Iglesias y Morán; Rey, Abad y Arroyo; Vantolrá, Ramón, Campanal, Bracero y Brand.

Betis: Jesús; Tenorio y Jesusín; Peral, Soladrero y Adolfo I; Timimi, Adolfo II, Vallina, García de la Puerta y Sanz.

El partido es igualado en el primer tiempo. Abre el marcador el Sevilla con gol de Bracero y empata el Betis por mediación de García de la Puerta tras recoger un rechace del larguero.

En la segunda parte, el dominio bético es abrumador. La línea media bética se impone a la defensa sevillista y desborda por ambas alas con frecuencia. De nuevo, García de la Puerta hace de inmediato el 1-2 y a partir de ahí se endurece el juego. Menudean los incidentes entre el público, y uno de ellos origina la suspensión temporal del juego por saltar al terreno varios espectadores. 

En el minuto 65 empata Campanal para el Sevilla. Entonces surge el talento de García de la Puerta, que a diez minutos del final hace el 2-3 que confirmará la victoria verdiblanca.

El gol del triunfo bético irrita al público local. Y pasa lo que pasa. Así lo cuenta el ABC: "Cuando faltaban unos minutos para la terminación del encuentro, un espectador lanzó una piedra sobre el grupo de jugadores que se había formado junto a la puerta bética, resultando herido en la cabeza el notable medio ala del Balompié Peral, quien fue curado en la enfermería del campo, reintegrándose luego a su puesto".

Una meritoria foto del diario gráfico madrileño "Ahora" (publicada en su día por el portal "Manquepierda") muestra ese momento lleno de dramatismo en que Peral es retirado del campo en volandas con la cara ensangrentada. Afortunadamente no pasó a mayores e incluso, según detallaba "Mundo Deportivo" en su crónica, "Peral fue aplaudido tras reaparecer para seguir jugando hasta el final con gran entereza".

Aquel éxito verdiblanco en el campo del eterno rival, el primero en Liga, fue muy celebrado por la afición en puertas de la Navidad. Había motivos. Desde ese momento la campaña fue sensacional y el Betis acabó proclamándose campeón de la categoría y ascendió a Primera. El Sevilla, terminó antepenúltimo.

Y el árbitro, Medina Toledo, tan discutido en las vísperas, no estuvo mal. Se ponderó su imparcialidad, a pesar de las dificultades.