Pie de foto: Plantilla del Real Betis con la ropa Hummel en la presentación de la temporada 1987/88 en el estadio Benito Villamarín.

HISTORIA | Hummel se estrenó con dos victorias

La temporada 1987/88 la inició el Real Betis ganando un derbi en campo rival, derrotando al Espanyol en Heliópolis y compartiendo el liderato de la Liga con el Real Madrid

Por Manolo Rodríguez

Esta temporada han vuelto al Real Betis las camisetas de la firma Hummel, empresa danesa de origen alemán que tiene como símbolo un abejorro estilizado y que se distingue, asimismo, por los característicos dibujos en forma de vectores en las mangas.

Hummel ya estuvo presente en el universo verdiblanco de 1987 a 1990, viniendo a reemplazar a las camisetas Meyba que habían sido comunes en el uniforme bético desde el inicio de la década de los 80. Otro paso de la entidad en esa nueva realidad del fútbol sponsorizado y comercial que no se ha detenido desde entonces.

Con Hummel se había empezado a hablar varios meses antes y el propio presidente del club en aquel entonces, Gerardo Martínez Retamero, visitó en un par de ocasiones la fábrica danesa y negoció las condiciones con sus responsables, que ya podían presumir de estar vistiendo al Real Madrid desde 1985. Precisamente desde el club del Bernabéu partió la sugerencia de que el Betis hablara con Hummel.

Las condiciones del acuerdo no aportaban nada nuevo a lo que ya había sido común con Meyba durante 7 años. Es decir, no habría contraprestación económica para la entidad por lucir esta marca, pero sí se mejoraría sensiblemente el volumen del material que aportaría Hummel.

Las tensiones con Meyba habían sido fuertes en los últimos años y en el Betis consideraban que cada vez llegaban menos prendas, hasta provocar incluso que no se pudieran cubrir las necesidades de los escalafones inferiores. Por el contrario, la firma danesa sería mucho más generosa y, además, permitiría una imagen visual más moderna y dinámica de la entidad.

La equipación Hummel traía la novedad de que las medias serían completamente verdes y, por primera vez, se vería complementada con una leyenda en el frontal de la camiseta, que anunciaba la Expo 92.

Como se sabe, la promoción de la Exposición Universal de Sevilla se había limitado en el año anterior a un sello fijado en el lado derecho, el contrario al escudo, pero esta vez la camiseta incluía una banda horizontal a la altura del pecho en la que se recogía el logo de la Expo 92. Una medida que se había acordado con la organizadora de la muestra, y cuya retribución había sido tasada en cuarenta millones de pesetas, que se haría efectiva a la campaña siguiente.

Incertidumbre en la afición

Aquel verano de 1987 en que el Real Betis estrenó la camiseta Hummel fue el de la contratación del técnico inglés John Henry Mortimore y el de los fichajes de Pato Yáñez, José Luis Vara, Sánchez Vallés y el argentino Fantaguzzi. Nombres con poco eco que difícilmente podían hacer olvidar a pesos tan pesados como Faruk Hadzibegic, Gabriel Calderón, Joaquín Parra, Antolín Ortega, Alex o Antonio Casado, todo ellos idos cuando concluyó el ejercicio anterior.

Por tanto, la sensación existente entre la afición era que las incertidumbres pesaban más que las certezas. Con ese panorama, y con unas cinco mil personas en las tribunas, se presentó el equipo en Heliópolis el 22 de julio de 1987. Todos vestidos con las nuevas equipaciones Hummel, aunque, sorprendentemente, en los dos partidos del Trofeo Colombino, disputados en Huelva tres semanas después, el Betis volvió a lucir la "antigua" camiseta verde de Meyba.

Aquellos partidos en tierras onubenses se dieron muy mal y por ahí surgieron los primeros miedos. El equipo de Mortimore, ofreciendo una pobre imagen, perdió los dos partidos jugados ante el Recreativo y el Espanyol y sólo pudo resarcirse tímidamente algunos días más tarde cuando se adjudicó en Granada el trofeo Ciudad de la Alhambra, después de derrotar al modestísimo equipo argentino del Independiente General Madariaga y al propio anfitrión granadino.

Enseguida llegó la Liga, que venía en puntas, ya que el primer partido del campeonato era nada más y nada menos que un Sevilla-Betis en Nervión. Un derbi por todo lo alto cuando aún no se había ido agosto y en el que los verdiblancos no partían, precisamente, como favoritos.

Como es natural, los medios de comunicación estuvieron hablando durante días del gran partido entre los eternos rivales y mucho especularon sobre la posibilidad de que esta fuera la primera ocasión en que se registrara un duelo británico en los banquillos. Pero no pudo ser, porque el martes previo al partido el Sevilla cesó al escocés Jack Wallace y contrató a Javier Azkargorta. Preguntado Mortimore por el despido de su compatriota, no pudo menos que mostrarse triste y lamentarlo. Incluso se le vio compungido. Las Islas se quedaban con un solo entrenador en la ciudad y para el final de temporada ya no habría ninguno.

El telón del campeonato 1987/88 se alzó en el Sánchez Pizjuán a las nueve y media de la noche del domingo 30 de agosto. Por primera vez en la historia del torneo era una Liga que disputaban 20 equipos, el número más alto conocido, como consecuencia del enorme fracaso del play-off de la anterior campaña.

A la vista de que ese modelo había resultado un desastre sin paliativos, los responsables de la LFP decidieron ampliar el cupo de competidores. Para ello, antes aún de que terminara el ejercicio 86/87, modificaron las reglas sobre la marcha y decidieron que sólo bajara un equipo. Se discutió sobre cómo hacerlo y acabó imponiéndose el criterio del presidente del Cádiz, Manuel de Irigoyen. Se disputó un triangular entre el propio Cádiz, el Racing de Santander y Osasuna de Pamplona, y acabó despeñándose en segunda el equipo navarro.

Triunfo en Nervión

El Sánchez Pizjuán se llenó casi en su integridad para este duelo tan especial que abría el campeonato. Hacía calor y ambos equipos saltaron al campo luciendo el logotipo de la Expo 92. El partido presentaba muchos alicientes: el entrenador recién llegado al Sevilla; el primer compromiso oficial del Betis de Mortimore; comprobar el nivel de los fichajes, y, sobre todo, ganarle al eterno rival.

Bajo la dirección arbitral del colegiado guipuzcoano Urío Velázquez, las alineaciones de ambos equipos fueron las siguientes:

Sevilla FC: Villalba; Salguero, Serna, Álvarez, De la Fuente; Rafa Paz, Francisco, McMinn, Bengoechea (Moisés, m.60); Cholo y Ramón.

Real Betis: Cervantes; Diego, Julio, Quico, Sánchez Valles; Calleja, Gail (Cristóbal), José Luis (Chano, m.78), Reyes; Gabino y Yáñez.

El encuentro fue todo lo tenso que cabe suponer en un choque de estas características. Lucha sin cuartel, marcajes férreos y poco fútbol. Así anduvo la primera parte. En la continuación, cuando las fuerzas comenzaron a menguar, se impuso la calidad del Betis, bien conducido en el mediocampo, y muy preciso a la hora de concretar sus ocasiones.

La primera de ellas tuvo lugar en el minuto 49. Salida explosiva de Gabino por el mediocampo, balón interior a José Luis y remate del gallego dentro del área cuando inicia la salida el portero sevillista.

Catorce minutos más tarde empata el Sevilla. Un saque de banda provoca varios rechaces en área bética y Ramón termina llevando el balón a la red después de que la pelota pegue en un zaguero bético.

El partido va agonizando con el 1-1, pero a cuatro minutos del final se castiga una falta en el lado derecho del ataque verdiblanco. La bota Chano, y el balón parece venir a la posición donde se encuentra el central sevillista Serna. Sin embargo, éste se desentiende de la pelota para ir a bloquear la subida de Diego con una agresividad que incluso hubiera justificado que se señala penalti. Pero para sorpresa de todos, el portero local falla estrepitosamente en su salida y el cuero pasa por encima de todos los que se hallan en el área.

Y en el segundo palo, Quico, que llega a la carrera, la toca suavemente de cabeza. Es el gol de la victoria.

Una victoria que celebra en el palco el vicepresidente Miguel Espina (Retamero estuvo ausente para evitar incidentes como los del año anterior, cuando fue gravemente insultado), quien anuncia una prima de doscientas mil pesetas para cada uno de los jugadores. Mortimore, en un largo monólogo, dejó dicho en la sala de prensa que le había gustado mucho la seriedad con que jugaron sus hombres y el único lunar negro fue la expulsión de Diego tras la jugada del segundo gol bético. Según el acta arbitral, el defensa bético insultó a Serna.

Colíderes con el Madrid

El triunfo relaja el ambiente y predispone a la afición para el primero de los turnos caseros contra el Espanyol. Durante la semana no fue posible que le retiraran la sanción a Diego, pero, a cambio, se confirmó el debut liguero de Rincón, quien no jugó en Nervión por estar lesionado (o, al menos, eso se dijo) ya que en aquellos días arreciaban los rumores sobre un posible traspaso del goleador bético al Atlético de Madrid.

Mortimore concentra al equipo en Oromana para recibir al equipo de Javier Clemente, gran revelación de la temporada anterior, y tiene que recurrir a Chano como lateral derecho. Juega sus primeros minutos el argentino Fantaguzzi y también debuta el canterano Mariano, quien sólo volvería a actuar un par de meses más tarde en Murcia.

Heliópolis se llena con ambiente de fiesta y el Betis, con mucho trabajo, se impone a los periquitos por 3-1, goles de Quico, Rincón y Gabino. Dice ABC que: "El Betis supo sudar, jugar y sufrir", mientras que el Marca titula: "Goles, fútbol y espectáculo".

Los béticos viven en una nube y parece que las camisetas Hummel han venido con un pan debajo del brazo. Tras las dos primeras jornadas, los verdiblancos lideran la Liga con el Real Madrid. Un exitazo que, sin embargo, no tendría continuidad en el tiempo, aunque aún habrían de llegar otros momentos estelares como aquella goleada por 6-0 al Sabadell en el Villamarín en la sexta jornada.

Datos de Hummel

A partir de ese brillante momento inicial las camisetas Hummel serían protagonistas de otras muchas vicisitudes béticas hasta 1990. A veces para bastante bien y en ocasiones para muy mal. Según ha datado el investigador bético Alfonso del Castillo, el Real Betis disputó un total de 117 encuentros oficiales vistiendo las prendas danesas.

En base a estos datos, añade que durante esas 3 temporadas se usaron sólo 2 camisetas, la tradicional de rayas verdiblancas y una segunda equipación de color verde. La primera se utilizó en 106 partidos, mientras que la verde se usó en 11. El pantalón blanco se usó en 100 partidos, el negro en 15 y el verde en 2.

En 84 partidos de las temporadas 1987/88 y 1988/89 se lució la publicidad de la Expo-92, mientras que en 25 partidos de la temporada 1989/90 la publicidad fue de Pepsi. Y hubo 8 encuentros en que no se llevó publicidad alguna.

Por último, Alfonso del Castillo consigna que, en la última temporada de vinculación con el Betis, la 89/90, Hummel no cumplió adecuadamente con lo pactado, hasta el punto de que durante 11 partidos se vistió con la marca Joma y en 2 con Eder.

Pero es indudable que los dos primeros partidos con esta camiseta se saldaron con victoria. Y eso es lo que hemos querido recordar.