José Ramón Romo marca el gol del triunfo bético ante el eterno rival el Domingo de Ramos de 1986. El que ya sería para siempre el “Domingo de Romo”.

HISTORIA | El Real Betis en Semana Santa

Recordatorio de algunos de los hitos más señalados que relacionan al equipo verdiblanco con la memoria de la ciudad en los días de la Pasión

Por Manolo Rodríguez 

Durante mucho tiempo estuvimos contando (también aquí, en este cuaderno de historias) que los hitos más señalados que relacionaban al Real Betis con los días de Semana Santa los encontrábamos en aquel encuentro internacional (España-Malta) disputado en el Benito Villamarín la mañana del Jueves Santo de 1989 y en la semifinal copera contra el Celta de Vigo el Martes Santo de 1997. Sin olvidar que, al año siguiente, en 1998, también hubo fútbol en Heliópolis un Martes Santo, esta vez de Liga, con un Betis-Barcelona que debía haberse celebrado varios meses antes, pero que en aquel momento hubo de ser suspendido a causa de la intensa lluvia que convirtió el campo en una piscina. 

Tres momentos que se complementan con lo ocurrido fuera de casa, donde es obligado recordar el intenso duelo copero jugado en el Bernabéu el Miércoles Santo de 1980; otro choque de Copa que llevó al Betis a Mallorca en 1985, también en miércoles; y la rareza de la temporada pasada, cuando el equipo verdiblanco jugó en San Sebastián una noche de Viernes Santo. 

Otra cosa han sido los partidos vividos al comienzo y al final de la Semana de Pasión. Particularmente extensa es la literatura sobre el Domingo de Ramos ya que, como se sabe, lo primero que ha venido condicionando los hechos ocurridos ese día han sido los horarios de los partidos disputados por el Real Betis Balompié. 

Tiene datado el investigador bético Alfonso del Castillo que de 1928 a 1968 el equipo verdiblanco, siempre que le correspondió jugar en casa el Domingo de Ramos, lo hizo por la tarde. Algo impensable en los tiempos que corren con la ciudad sitiada por las multitudes. Más de una vez, por ejemplo, ha referido mi admirado Luis Carlos Peris que él fue testigo presencial de un acontecimiento tan importante como el debut de Quino en un Betis-Pontevedra que dio comienzo a las 4 de la tarde de un Domingo de Ramos. 

A partir de 1968, con el crecimiento exponencial de la ciudad y de la nómina de las Hermandades, los partidos en fecha tan señalada comenzaron a jugarse en horario matutino, con la única salvedad de un Betis-Ilicitano que en 1970 se trasladó al sábado de pasión. Esta época es la que en mayor medida me alcanza y donde, por razones de edad, mis recuerdos son más precisos. 

Un largo periodo de años que van hasta los inicios de la década de los 90 y donde pueden encontrarse algunos acontecimientos inolvidables. Muy principalmente las dos victorias contra el eterno rival en los años 1978 y 1986. La primera, aquella de los 2 goles de falta de Julio Cardeñosa cuando los verdiblancos estaban recién llegados de Rusia y la segunda, en el inolvidable "Domingo de Romo", conocido así a partir de entonces por el gol del joven canterano que abatió a los rojos llegados de Nervión. 

Antes de eso, hubo otras matinales muy sentidas, como aquella de los 2 goles de cabeza de Rafael Gordillo a la UD Las Palmas en 1982 o el imprescindible triunfo de 1985 con una angustia viva que se resolvió con la victoria por 2-0 ante el Zaragoza y sendos goles de Parra y Rincón. 

Desde entonces a hoy, un partido matinal en este día tan singular sólo ha vuelto a celebrarse en una ocasión. En 2014, un derbi que perdió el Betis ante el eterno rival, no sin polémica arbitral. 

A partir de 1995 empezó a jugarse en la tarde/noche del sábado de pasión. Otro paso para quitarle presión al imponente día en que empieza la Semana Santa. Y se abrió con un triunfo verdiblanco por 2-0 ante el Atlético de Madrid. La noche del extraordinario gol de volea de Luis Márquez a la salida de un córner. Un icono de ese tiempo en el que el Betis se mostraba tan sólido y ganador. 

En los años venideros hubo de todo, como es normal. Fuera de Heliópolis se contabilizaron pocos triunfos y en casa tampoco dejaron un saldo que pueda calificarse como exitoso. Ocurrió incluso que fue un sábado de pasión cuando el Real Betis jugó su primer partido oficial en el estadio de La Cartuja, teniendo como rival al Villarreal, un costeado equipo que entonces dirigía el actual entrenador verdiblanco Manuel Pellegrini. Una anomalía que vino determinada por la sanción que pesaba sobre el campo bético. 

El último Domingo de Ramos en que jugó el Betis fue en 2017, en Las Palmas, y tampoco el recuerdo es agradable. Después llegó la pandemia, un parón liguero, y en 2022 ganó en Cádiz un sábado de pasión con aquel gol de precisión quirúrgica de Tello. 

Al final de los días grandes 

En cuanto al Sábado Santo (es decir, en las postrimerías de los días grandes) no cabe ninguna duda de que lo más dramático fue lo vivido en 1985 en el antiguo Sarriá cuando el Betis le ganó en el descuento un partido tremendo al Espanyol, mientras que recorrían las calles las cofradías de la jornada y se producía la vuelta a Triana del Cristo del Cachorro tras haber estado guarecido desde el día anterior en la iglesia de La Magdalena a causa de la lluvia. 

En Heliópolis, el Sábado Santo dejó suerte dispar en las dos últimas ocasiones en que se jugó en esa fecha. En 1989 se vivió un Betis-Barcelona que, por mor de los ajustes televisivos, hubo de iniciarse a las diez de la noche y que acabó con triunfo azulgrana. 

Mejor fueron las cosas en 2012 cuando el Real Betis se impuso por 3-1 al Villarreal en una noche de Sábado Santo, precisamente en la temporada en que el submarino amarillo se fue a Segunda División contra todo pronóstico. 

En Domingo de Resurrección, por su parte, el Betis arrancó un empate decisivo en San Mamés el año que ganó la Liga en 1935, mientras que, en la temporada del ascenso a Primera, en 1958, se impuso en Córdoba por 0-2, con un partidazo imponente de Luis del Sol, la gran estrella de aquel equipo que volvía al sitio que le corresponde. 

En épocas más modernas, en 1981, en un choque contra el Murcia en Domingo de Resurrección, se utilizaron por primera vez en partido oficial los nuevos vestuarios ubicados en la tribuna de preferencia, al tiempo que se estrenaba la amplia sala de prensa construida en dicha zona del campo, tras las obras realizadas de cara al Mundial del 82. Ese mismo día marcó Enrique Morán su último gol como jugador bético y el estadio recibió con una gran ovación a Sebastián Alabanda, quien retornó a su antigua casa vistiendo la camiseta grana del equipo pimentonero. 

En 1987 el Domingo de Resurrección salió hermoso y soleado. El Resucitado recorría las calles y en el Villamarín se estrenaba la segunda parte de la Liga, aquello que llamaron el "play-off". El Betis derrotó por 5-0 al Murcia y esa misma tarde la plantilla voló a Uruguay para disputar un torneo internacional contra Nacional y Peñarol que acabó ganando. Era la segunda vez que el Real Betis cruzaba la mar océana tras aquella gira de 1981 que lo llevó a disputar una serie de partidos en Paraguay, Chile, Ecuador y Perú. 

En los ascensos de 2011 y 2015 el Domingo de Resurrección resultó espléndido, con sendas victorias que aún abrieron mayor distancia con sus perseguidores, y en 2017 se obtuvo un triunfo muy necesario ante el Eibar, dirigido por José Luis Mendilibar, en el que Dani Ceballos marcó su primer gol en Primera División con la camiseta verdiblanca. 

En la era Pellegrini, el Domingo de Resurrección de 2021 se saldó con un empate en Elche y la pasada campaña, como ya quedó dicho, el Betis debió viajar a San Sebastián un Jueves Santo para jugar al día siguiente contra la Real Sociedad, donde amarró un empate a cero apenas ocho días antes del gran estallido de felicidad provocado por la consecución del título de Copa. 

Este ejercicio, el Betis vuelve a jugar en Domingo de Ramos, algo que no ocurre desde 2017, ahora en el Metropolitano del Atlético de Madrid, y el Domingo de Resurrección también tiene en Heliópolis una importante cita liguera, algo que no se ve en casa desde 2019, recibiendo al Cádiz 

En fin, recuerdos del Real Betis y de la Semana Santa. 

Memoria de la ciudad misma