Banquillo del Real Betis en el estadio Da Luz de Lisboa, en la ida de su debut en la Copa de la UEFA. Ahí están el presidente Mauduit, el entrenador Dunai, el secretario técnico Buenaventura y los jugadores Benítez, Ramón, Rincón y Cardeñosa.

HISTORIA | El debut en la Copa de la Uefa

Se cumplen 40 años de la primera participación verdiblanca en este torneo, donde se enfrentó en su estreno al poderoso equipo portugués del Benfica de Lisboa

Por Manolo Rodríguez

En estos días se van a cumplir 40 años del debut del Real Betis en la Copa de la Uefa, el torneo continental que a partir de 1971 vino a sustituir a la primitiva Copa de Ciudades en Ferias en la que sí habían participado ya los verdiblancos en la campaña 1964/65.

La Copa de la Uefa nació bajo el control del máximo organismo del fútbol europeo como una tercera competición de clubes después de la Copa de Europa y la Recopa (reservadas, respectivamente, a los campeones de Liga y Copa de cada país) y tenía como finalidad ampliar el número de equipos contendientes y estandarizar las reglas, el arbitraje y las cuestiones disciplinarias. El primer campeón fue el Tottenham Hotspur inglés, que derrotó a sus compatriotas del Wolverhampton Wanderers por un global de 3-2 en mayo de 1972.

En la temporada 1981/82 el Real Betis se ganó el derecho a ocupar una de las tres plazas que se le reservaban a la Liga española en este torneo. Fue sexto en la tabla, confirmando la clasificación en la última jornada tras un brillante empate en el estadio del Camp Nou el 25 de abril de 1982, domingo de preferia. Aquella tarde en que, al concluir el partido, el entrenador bético, Pedro Buenaventura, entró en la sala de prensa con un escudo de la UEFA en la solapa. Un símbolo del orgullo que ello representaba para la afición.

Ese verano de 1982 el Betis celebraba sus Bodas de Platino coincidiendo con el retorno a las competiciones europeas. Otro motivo de júbilo. Había llegado al banquillo un técnico joven como Antal Dunai y el fichaje más notable fue el del inglés Peter Barnes, un extremo de 26 años que procedía del Leeds United. Desgraciadamente, ni uno ni otro dejarían huella en Heliópolis.

Pero eso no se sabía aún cuando el 14 de julio de 1982 tuvo lugar en Zurich el sorteo de los treintaidosavos de final de la Copa de la Uefa. Coincidiendo, precisamente, con la jornada en la que los verdiblancos iniciaban sus entrenamientos de cara a la nueva campaña.

La bola del Betis fue la novena en salir del bombo y le correspondió enfrentarse contra el Benfica de Lisboa, todo un histórico. Un club gigantesco que había sido dos veces campeón de Europa y que en ese momento contaba en sus filas con la columna vertebral de la selección portuguesa de fútbol. Un viejo conocido de las leyendas verdiblancas, ya que fue precisamente al Benfica a quien el Betis derrotó en aquella mítica final del Carranza de 1964 y ante quien obtuvo su primer Trofeo "Ciudad de Sevilla" una década más tarde.

El emparejamiento sentó bien en las esferas dirigentes del club. El Benfica tenía nombre, podía ser un atractivo reclamo taquillero y, además, el primer partido se debería disputar en Lisboa, lo cual otorgaba cierta ventaja en el conjunto de la eliminatoria. Dunai, incluso, añadió un último detalle en torno a la conveniencia del equipo lisboeta. Dijo: "Al Betis no le hubiera venido bien enfrentarse a las primeras de cambio con un equipo del centro o del norte de Europa, ya que son más físicos y en esas fechas se hallan más rodados".

Derrota mínima en Lisboa

La Liga arrancó a principios de septiembre y en las dos primeras jornadas no se alineó ni uno de los futbolistas fichados, lo que no era un buen presagio. Lo siguiente fue Lisboa, en la ida europea. Partido que se disputó en el estadio Da Luz el 15 de septiembre de 1982. A las diez de la noche, hora española.

En la víspera, el técnico bético Antal Dunai declaraba que "a base de coraje y lucha podremos igualar el buen juego de los portugueses", y anunciaba que en tan importante partido se produciría el debut del defensa canario Diego Rodríguez.

El grandioso recinto de Da Luz se llenó por completo. Setenta y cinco mil personas que animaron ruidosamente a su equipo. El Betis lució camiseta verdiblanca y calzonas verdes.

Dirigió el partido el inglés George Cortney y a sus órdenes los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

SL Benfica: Bento; Pietra, Humberto, Bastos Lopes, Veloso; Carlos Manuel (César, m.75), Alves, Sheu; Nené, Filipovic y Diamantino (Padinha, m.62).

Real Betis: Esnaola; Diego, Carmelo, Alex, Gordillo; Ortega, Parra, Casado, Cardeñosa (Biosca, m.75); Diarte y Rincón (Barnes, m.62).

El marcador final fue de 2-1 favorable a los portugueses. Un resultado para la esperanza, como coincidían en titular los periódicos al día siguiente.

Poco antes de que concluyera el primer tiempo, el Benfica abrió el marcador al transformar Nené un penalti cometido por Antolín Ortega y a un cuarto de hora del final Padinha anotó el segundo de los locales.

Afortunadamente, el Betis recortó pronto la ventaja. Corría el minuto 76 cuando Gordillo centró desde la izquierda y el Lobo Diarte clavó la pelota de cabeza.

No estaba mal. Así lo confiesa el presidente Juan Mauduit, quien, sorprendentemente, presencia el partido desde el banquillo y no desde el palco presidencial. Y así lo corrobora Antal Dunai, que elige para tan señalado momento un impecable traje blanco que no pasa inadvertido para el periodismo de la época.

En Lisboa disputa sus primeros minutos en competición oficial Peter Barnes, que durante toda la primera vuelta tendrá un rendimiento guadianesco que, claramente, lo convierte en un problema. Cuesta mucho, rinde poco y, desde ese momento, todo lo relacionado con el inglés estará envuelto en la polémica. Se dijo que el futbolista arrastraba problemas en una rodilla y hasta que los servicios médicos del club le habían desaconsejado su contratación al vicepresidente José León, gran valedor de la operación.

En el Betis, sin embargo, siempre negaron que hubiera lesión alguna y su bajo rendimiento lo achacaron a la falta de adaptación del futbolista que, en resumidas cuentas, pasó por Heliópolis con mucha más pena que gloria. Apenas jugó 16 partidos, únicamente 6 de ellos completos, y sólo marcó 2 goles. Muy poca cosa.

Un Benfica mejor

Tras una victoria en el campo del Espanyol (con debut de Canito) y un empate en casa contra el Málaga, llega la vuelta europea a Heliópolis el miércoles 29 de septiembre de 1982. El Betis aguarda el partido concentrado en el Parador Nacional de Carmona y los jugadores tienen una prima de 250.000 pesetas por obtener la clasificación

Los portugueses, por su parte, también le otorgan al encuentro una importancia vital. El entrenador benfiquista, el sueco Sven Goran Eriksson, se muestra cauto en las horas previas y declara que la eliminatoria está al cincuenta por ciento. Al frente de la expedición lisboeta viaja el gran símbolo de la entidad, el legendario Eusebio, y desde la capital lusitana se desplazan cinco mil aficionados para apoyar a su escuadra.

Villamarín se llena, pero no es bastante. El Betis vuelve a perder por 1-2. Las águilas rojas son mejores.

Aun así, son los verdiblancos quienes abren el marcador en el minuto 24. Pase medido del capitán Cardeñosa sobre Rincón, que bate al portero en su salida. En ese momento, el Betis está clasificado por el valor doble de los goles en campo contrario.

Pero en el último tramo del partido se tuerce todo. En el 66, Carlos Manuel hace un golazo en jugada colectiva de los portugueses y a cuatro del final Nené fusila a Esnaola.

El partido lo dirige el francés Michael Vautrot y los equipos forman del siguiente modo:

Real Betis: Esnaola; Diego, Carmelo, Alex, Gordillo; Ortega, Casado (Carreño, m. 80), Cardeñosa, Biosca (Parra, m.83); Diarte y Rincón.

SL Benfica: Bento; Pietra, Coelho, Bastos Lopes, Veloso; Carlos Manuel, Alves (Diamantino, m. 89), Sheu; Nené (César, m.90), Filipovic y Chalana.

No había otra que resignarse. Fue una decepción, pero quedaba el consuelo de que había sido ante un gran equipo. Tan grande, que el Benfica llegó a la final del torneo tras eliminar a los verdiblancos, al Lokeren belga, al Zurich suizo, al Roma italiano y al Universidad de Craiova rumano. Sólo perdió la final, jugada a doble partido, en el choque de vuelta en Bruselas ante el gran Anderlech de Lozano, Vercauteren y Munaron.

Desde entonces, el Real Betis ha jugado 5 veces más la Copa de la Uefa: 1984/85, 1995/96, 1998/99, 2002/03 y 2005/06 y ha disputado la Uefa Europa League (nuevo nombre adoptado por esta competición en 2009 tras integrar a la Copa Intertoto) en 3 ocasiones, concretamente en los años 2013/14, 2018/19 y 2021/22.

Esta temporada el Real Betis vuelve a la Uefa Europa League por segundo año consecutivo y la ilusión de todos es que pueda romper el techo de los octavos de final que nunca superó hasta el momento. Por delante quedan los partidos de la fase de grupos contra el HJK Helsinki, el PCF Ludogorest 1945, la AS Roma de Mourinho y todo lo que pueda venir a continuación, quiera Dios.

Otro reto para este Betis en permanente crecimiento.