HISTORIA / El Barça y las lluvias torrenciales

Hasta en dos ocasiones, en 1997 y 2004, hubo de aplazarse el partido que debía enfrentar al Real Betis contra el equipo azulgrana por hallarse anegado el césped de Heliópolis

Por Manolo Rodríguez

 


En los últimos tiempos, hasta en dos ocasiones ha tenido que marcharse el FC Barcelona de Heliópolis sin poder disputar el partido que debía enfrentarlo al Real Betis. Y en ambas ocasiones por idéntico motivo: unas lluvias torrenciales que anegaron el Villamarín e hicieron imposible que la pelota corriera por la pradera que se localiza al final de la Palmera. Dos serios contratiempos para los aficionados béticos.

La última vez que esto ocurrió fue el domingo 28 de marzo de 2004. Llevaba tres días lloviendo sobre Sevilla y en particular las primeras horas de la tarde habían sido perversas. 68 litros por metro cuadrado. El diluvio mismo. Por ello, había muchas dudas de que pudiera jugarse el Betis-Barça que tanta expectación había despertado en el planeta futbolístico.

Los azulgranas, dirigidos por el holandés Rijkaard, eran terceros en la tabla y luchaban por recortarle al Madrid los 6 puntos que los distanciaban del liderato. El Betis, por su parte, entrenado por Víctor Fernández, vivía en la mitad de la tabla.

El partido estaba fijado para las siete de la tarde y tras la primera inspección del terreno de juego el colegiado valenciano Vicente Lizondo Cortés decidió retrasar unos minutos el comienzo del choque para ver si los trabajos de desagüe que se estaban realizando sobre el mismo césped daban sus frutos.

Veinte minutos más tarde volvió a salir nuevamente al terreno de juego. Lo acompañaba como la vez anterior el ex árbitro José Japón Sevilla, delegado arbitral, y, de manera sorprendente, también el presidente barcelonista Joan Laporta. Lizondo desplazó el balón en varias zonas del campo y en vista de que no rodaba como debiera decidió aplazar definitivamente el encuentro. 

Así lo comunicó la megafonía a los espectadores que se daban cita en las gradas, que no eran ni por asomo los habituales, mientras que a nivel administrativo el Betis decidía cambiar las entradas por otras, pero no devolver el importe de las mismas ya que la suspensión se había producido por una causa mayor.

 Una vez confirmado el aplazamiento, surgieron los inevitables comentarios. Se dijo que el Betis siempre quiso jugar el partido, pero que el Barcelona nunca estuvo por la labor. Seguramente porque no contaba con Saviola, convocado por la selección argentina, ni con los lesionados Puyol y Kluivert. 

Las directivas hablaron en el mismo estadio y se llegó al acuerdo de que el partido se disputase el miércoles 14 de abril. El Betis no era partidario de jugar el Miércoles Santo (7 de abril), por los trastornos que eso causaría en la ciudad, y el Barça no puso inconveniente para que tuviera lugar una semana más tarde, ya que ambos equipos contaban con fechas libres al ser la Liga la única competición en la que participaban en ese momento.

 Era la segunda vez en siete años que debía aplazarse un Betis-Barça en Heliópolis a causa de la lluvia. El cercano antecedente había tenido lugar el 17 de diciembre de 1997, aunque aquella vez con más polémica. También entonces diluvió con fiereza y el campo acabó convirtiéndose en una piscina. Y, como es natural, el árbitro gallego López de la Fuente aplazó el encuentro.

Aquella vez, sin embargo, hubo más problemas para encontrar una fecha alternativa. La Federación propuso que se jugara el 2 de enero de 1998 y resultó que ese era el único día entre semana que tenían libre el Betis y al Barça. Ambos se negaron rotundamente y retrasaron su disputa hasta el 7 de abril, Martes Santo. Ganó el Barcelona por 0-2, con goles de los brasileños Giovanni y Rivaldo.

En 2004, sin embargo, no ganó el Barça. El Betis fue capaz de agarrar un empate, gracias, sobre todo, a una de esas jugadas que tan sabiamente manejaba Dani. Una pillería que provocó un penalti y, además, dejó a los contrarios con un futbolista menos.

El partido se jugó en la fecha pactada y, llegado ese momento, resultó que los azulgranas no pudieron contar con su gran estrella, Ronaldinho, que se había buscado una tarjeta ridícula en Valladolid al intentar quitarle el balón al portero castellano cuando éste iba a sacar. Hubo de verlo en el palco y lo suplió un joven Iniesta. Tampoco Puyol estaba aún recuperado de su lesión.

Sin embargo, las cosas empezaron bien para los del Camp Nou. A los tres minutos, Lembo le hace penalti a Saviola y el propio jugador argentino lo lanza. En primera instancia lo detiene Prats, pero el rechace le llega al mismo jugador que marca a placer.

El Betis se rehace y tiene ocasiones. Incluso llega a mandar. En esa dinámica está el choque cuando en el minuto 34 los verdiblancos lanzan un córner. El Barça despeja el balón y en el área queda lesionado el defensa Reiziger, junto a Víctor Valdés y Dani.

El delantero verdiblanco se acerca para interesarse por el zaguero holandés, pero el portero no lo deja, haciéndolo responsable del golpe del que se duele su compañero. Lo agarra por la camiseta y le da un empujón para apartarlo. Dani cae fulminado. El estadio ruge y el árbitro, cuando vuelve la vista, ve al bético en el suelo. Entonces, detiene el juego y acude al juez de línea de la tribuna de fondo. Le consulta y este le dice que Valdés ha agredido a Dani. Penalti y expulsión.

El turco Rustu se coloca bajo los palos y Alfonso lo engaña en el lanzamiento del penalti, excelentemente tirado. Empate a uno. Con ese resultado se llega al descanso.

En la segunda mitad, el partido es de poder a poder. Precioso. Con ocasiones para unos y otros, pero sin el premio del gol. El Barça da dos veces en los palos y a Alfonso le sacan un balón en la raya de gol. Lo único feo es la patada que le tira Márquez a Dani como represalia por lo ocurrido en la jugada del penalti.

Dos años más tarde también hubo de jugarse fuera de fecha otro Betis-Barça, aunque esta vez no fuera por mor de la lluvia. El partido de la jornada 15 debía haberlos enfrentado en Heliópolis el 17 de diciembre de 2006, pero ese día el equipo azulgrana disputó, y perdió, en Japón la final del Mundialito de Clubes contra el Internacional de Porto Alegre.

El choque se retrasó al 24 de enero de 2007 y se registró un nuevo empate a uno en el Villamarín. El brasileño Robert adelantó a los verdiblancos y el mejicano Márquez hizo el gol barcelonista. Un buen resultado, habida cuenta de que el Barcelona llegó como líder de una Liga que se le acabó escapando por el gol-average con el Real Madrid. Esa fue la temporada en que el Betis se salvó en Santander con los dos goles de Edu.

Y para cerrar el círculo de las lluvias desaforadas que contemporáneamente ha traído el Barça al campo de los béticos, dejemos constancia de que incluso en la campaña 2010-11 hubo de aplazarse un partido que enfrentaba al Real Betis con el filial azulgrana, el Barcelona B.

Obviamente era en Segunda División y el 28 de noviembre de 2010 el césped del Villamarín apareció cubierto por las aguas. El duelo se retrasó al 8 de diciembre y terminó 2-2 después de que aquel Betis tan líder llegara a los últimos diez minutos ganando por 2-0. Pasados los años, resulta imponente comprobar que ese Barcelona B de entonces estaba entrenado por Luis Enrique y en él jugaban futbolistas después tan reconocidos como Marc Bartra, Cristian Tello, Sergi Roberto, Rochina, Oriol Romeu, Montoya, Masip, Thjago Alcántara, Muniesa o Nolito quien, por cierto, declaró al final del encuentro que: "Mi mujer es del Betis y me va a matar".

En fin, que, como se puede comprobar, las lluvias sin medida han sido consustanciales con las visitas del Barcelona en los tiempos modernos. Una insólita coincidencia en el Villamarín.