El delegado del Valladolid informa al árbitro de lo que está ocurriendo con los cambios de su equipo. En primer plano, Javier Clemente se dirige a sus jugadores.

HISTORIA | Del 2-1 al 0-3

En 1999 el Real Betis perdió el partido de Liga en el campo del Valladolid, pero sumó los tres puntos tras impugnar una alineación indebida del equipo local

Por Manolo Rodríguez

 

Fue en Valladolid donde el Real Betis ganó un partido de Liga después de haberlo perdido en el terreno de juego. 2-1 reflejó el marcador al final del encuentro y 0-3 ha quedado para la posteridad en las estadísticas oficiales. Una curiosa historia que vino provocada por un incomprensible error del entrenador local. El Valladolid jugó unos minutos con un extranjero más de los que permitía el reglamento y la impugnación del Betis fue tenida en cuenta. Eso cambió el resultado.

Ocurrió en el estadio Nuevo Zorrilla de Valladolid el 10 de enero de 1999, en la antepenúltima jornada de la primera vuelta. Los verdiblancos ocupaban el décimo segundo puesto en la tabla con 22 puntos y los pucelanos eran decimosextos, con 18. Así pues, se trataba de partido importante, en medio del crudo invierno castellano. El primero lejos de Heliópolis en el año recién estrenado.

La expedición bética sufre para llegar a Pucela. Una tormenta de lluvia y nieve provoca el cierre del aeropuerto de Valladolid y el avión que la desplaza ha de aterrizar en Madrid. Desde ahí, viaje por carretera sorteando el fortísimo temporal. Llegan el sábado con la noche bien entrada. Hace un frío que pela y ni siquiera se descarta que el campo esté helado y que el encuentro haya de suspenderse.

Al Real Betis lo entrena entonces Javier Clemente, el cuarto entrenador en pocos meses.  Ese había sido el año de la dimisión de Luis Aragonés, del visto y no visto del portugués Oliveira, de la breve estancia de Vicente Cantatore y de la llegada, por fin, del ex seleccionador nacional. Clemente desplaza a 18 jugadores y se confirma que Alfonso y Prats están en disposición de jugar, tras una semana de muchas dudas.

El domingo amanece con mejor cara. Al menos, no nieva. El ambiente sigue siendo muy gélido cuando a las cinco de la tarde se inicia el juego. Alfonso, por precaución, se queda en el banquillo. El Betis viste de negro.

Clemente saca de inicio a Prats; Otero, Merino, Olías, Luis Fernández; Finidi, Ito, Benjamín, Fernando; Oli y Denilson. A lo largo del partido jugarán asimismo Jaime, Cañas y Jaques.

Al Valladolid lo entrena Sergio Kresic, un viejo conocido de la afición bética (entrenó en Heliópolis en la campaña 1993-94), quien dispone un equipo que, de salida, alinea a cuatro jugadores extranjeros no comunitarios, al límite de lo permitido. Estos cuatro extranjeros son: Peña (Bolivia), Julio César (Brasil), Peternac (Croacia) y Klimowicz (Argentina).

Apenas a los treinta segundos puede abrir el marcador Oli, pero su disparo se estrella contra el cuerpo de César. A renglón seguido cae lesionado el central albivioleta Santamaría. Se dispone su relevo y, para sorpresa general, entra en el campo Harold Lozano, un colombiano que se convierte en el quinto extranjero no comunitario del equipo castellano sobre la hierba. Algo prohibido, ya que el reglamento sólo permite que jueguen cuatro a la vez.

En el estadio, la perplejidad se adueña del graderío y los banquillos. Sumido en el desconcierto, Kresic tarda seis minutos en reaccionar. Saca del terreno al argentino Klimowicz y lo reemplaza por Alfredo. Pero el mal ya está hecho.

El choque tiene sus alternativas y a la media hora larga un riguroso penalti le da ventaja a los del Pisuerga. Peternac lo transforma. En la segunda parte, al cuarto de hora, el mismo delantero croata pone el 2-0 en el tanteador, y cuando ya se acaba Oli acorta distancias. Al final, 2-1.

Pero cuando el encuentro termina nadie habla de fútbol. Lo de menos ha sido el resultado. El presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera, presente en el estadio, anuncia de inmediato que el Real Betis impugnará el partido. Y pide que se repita. En los mismos términos se pronuncia Javier Clemente, quien sentencia que "en esta vida los despistes se pagan". Kresic, avergonzado, apenas dice nada.

El asunto polariza el interés informativo de esa noche. No se habla de otra cosa. Lopera radicaliza su discurso en las emisoras de radio y anuncia que si no es atendida su reclamación sacará a siete extra comunitarios en su inmediato partido contra el Barcelona. Y ya no solicita que el partido se vuelva a jugar, sino que al Betis le den los tres puntos.

Algo que reafirma el asesor jurídico del club, Enrique Cabezas, cuando le explica a la prensa que "el partido se gana con la legalidad en la mano. Es una norma imperativa y está para que se cumpla. Aquí ya no cabe el arrepentimiento o la existencia de buena fe que hace constar el Valladolid en sus escritos".

El martes 12 de enero se reúne el Comité de Competición, que preside el letrado Fernando Sequeira. Y su fallo no deja lugar a dudas. Aplica de manera taxativa el artículo 101.1 del reglamento federativo, que dice textualmente lo siguiente: "Al club que alinee indebidamente a un futbolista por no reunir los requisitos reglamentarios para poder participar en un partido, se le dará éste por perdido, declarándose vencedor al oponente con el resultado de tres goles a cero ?salvo que se hubiese obtenido un tanteo superior- si la competición fuese por puntos".

O sea, que el Real Betis gana el partido por 0-3. Además, le impone una sanción de dos meses a Sergio Kresic y multa al Real Valladolid con 500.000 pesetas.

El presidente bético proclama que se ha hecho justicia y niega haber ganado el partido en los despachos. Incluso revela lo siguiente: "En el palco tuve la valentía de avisar al máximo dirigente del Valladolid, Ángel Fernández, de lo que estaba sucediendo. Puedo asegurar que si en ese momento coge un teléfono y le dice a su entrenador que quite a Lozano, y juega el Valladolid con diez, yo no impugno el partido. Pero se quedó tan fresco".

Como es natural, el Valladolid recurrió al Comité de Apelación y al Comité Español de Disciplina Deportiva, pero nadie atendió sus peticiones. Protestaron sus políticos e incluso amenazaron con manifestaciones. Pero aquello ya no tuvo marcha atrás, por mucho que el delegado del equipo y ex árbitro internacional, Francisco Santamaría Uzqueda, se declarara culpable de lo ocurrido y, con ello, pretendiera exonerar a Kresic.

El Betis sumó tres puntos y el Valladolid se quedó sin ellos. Tres puntos que, al concluir la competición, no significaron nada ni para unos ni para otros.