“Siempre con nosotros” (Sempre amb nosaltres). Estas tres sencillas palabras encierran un sentimiento que lejos de morir cobra fuerza cada día y que resume a la perfección el lema que ha presidido el encuentro de ida de dieciseisavos de final de Copa del Rey que ha enfrentado al Real Betis Balompié con el Lleida Esportiu en el Camp D’Esports. La cita ha sido aprovechada por ambos clubes para recordar al eterno Miki Roqué, formado en los escalafones inferiores del equipo anfitrión y consagrado como futbolista de alto nivel en el cuadro verdiblanco.

Su familia y amigos íntimos han sido invitados a un encuentro salpicado de momentos emotivos.  Diez minutos antes del pitido inicial, los jugadores de uno y otro equipo saltaron al terreno de juego luciendo camisetas con el eslogan “sempre amb nosaltres” y el 26 a la espalda. Además, en un bonito gesto de hermandad, intercambiarán color: las camisetas que vestieron los futbolistas del Lleida eran de color verde y las que llevaron los béticos, azules. No ha sido el único detalle en memoria de Miki durante los prolegómenos. Real Betis y Lleida Esportiu hicieron entrega de unos obsequios a la familia del central por medio de Pau Bosch y Jordi Figueras, ambos excompañeros de Miki Roqué. Además, su sobrino hizo el saque de honor.

Las aficiones, una vez más, también tuvieron un papel protagonista. En el 26’ la figura de Miki Roqué se agrandó con el aplauso de la grada y en el descanso las peñas del Lleida y del Betis rindieron homenaje a un jugador ya inmortal con un mensaje de cariño y admiración a su familia porque Miki fue, es y será una lección de vida.