Álex cabecea a las mallas del Mallorca el medido centro de Julio Cardeñosa. Un gol histórico.

HISTORIA | El gol 1000

Por Manolo Rodríguez

 

En el mes de abril de 1984 el Real Betis le ganó al Real Mallorca a domicilio. Pero no en el estadio Luis Sitjar, como hubiera correspondido, sino en el Mini Estadi de Barcelona.

La razón de que el partido se jugara lejos del feudo balear fue que el Mallorca tenía clausurado su campo por graves incidentes del público en el transcurso de un encuentro jugado quince días antes contra el Valladolid en el que, asimismo, se produjo una avalancha de público que hizo ceder el muro de contención del foso que separaba la grada del terreno de juego.

En aquellos días, el Betis iba muy bien y el Mallorca, francamente mal. Los verdiblancos eran quintos en la tabla y los bermellones, antepenúltimos y metidos en zona de descenso. Un desequilibro deportivo que, sumado al exilio local, convertía en claros favoritos a los béticos. Un Betis al que entrenaba Pepe Alzate, en el que aún sobrevivían varios de los mitos de los 70 (Esnaola, Gordillo, Ortega y Cardeñosa), donde el gol era cosa de Hipólito Rincón y en el que ya estaba plenamente adaptado Gabriel Humberto Calderón, el gran fichaje de ese año.

Y como parecía natural, el pronóstico se cumplió. Ganó el Betis con autoridad, aunque con un resultado algo corto para los merecimientos contraídos. Se impuso por 0-1 y eso le abrió de par en par las puertas de su candidatura a clasificarse para la competición europea. Un objetivo que acabaría cumpliendo.

En las tribunas del segundo campo del Barça hubo, como siempre en la novena provincia, una destacada representación andaluza y bética que llegó a silenciar los cánticos animosos de los muchos mallorquines que se habían desplazado en un barco especial y en varios vuelos salidos de la capital balear esa misma mañana.

Se jugó sobre un campo resbaladizo, lloviznó de hecho en algunos momentos, y a las órdenes del colegiado catalán Miguel Pérez, las alineaciones fueron las siguientes:

Real Mallorca: Zubeldía; Estella, Gallardo, Dacosta, Amer; Delgado, Riado (Higuera, m.56), Martínez; Verón, Armstrong y Juani (Gallardo, m.56).

Real Betis: Esnaola; Diego, Álex, Mantilla, Gordillo; Ortega, Suárez, Parra, Cardeñosa, Rincón (Julio, m.88) y Calderón (Quico, m.66).

El triunfo fue muy importante para todo lo que vendría después, pero su grandeza legendaria vino determinada porque el tanto que la hizo posible se convirtió en el gol número 1000 que el Real Betis Balompié anotaba en la máxima categoría del fútbol español.

Un acontecimiento singular que llegó en el minuto 34 de juego, cuando un córner lanzado por Julio Cardeñosa lo cabeceó en plancha en el primer palo el central Álex. Una imagen que ha quedado para la posteridad y que ya desde entonces es patrimonio de la mejor historia de la entidad.

Tan solemne registro le hizo justicia a un jugador irreprochable. Un futbolista de club que merece todos los reconocimientos por su regularidad y su compromiso: Al-Lal Mohamed Amar, conocido como Álex, un poderoso defensa que defendió la camiseta verdiblanca durante ocho temporadas, de 1979 a 1987, militando siempre en la máxima categoría del fútbol español.

Nacido en Melilla el 25 de diciembre de 1957, Álex llegó a los juveniles del Real Betis de la mano de Pedro Buenaventura. En esta primera etapa ya participó con el primer equipo en algunos encuentros amistosos, jugando más tarde en el filial y siendo cedido a mitad de la campaña 1978-79 al Xerez CD, club que por entonces militaba en Segunda B.

En la temporada 1979-80 fue incluido de manera oficial en la primera plantilla, debutando con el Real Betis el 8 de septiembre de 1979 en el estadio Benito Villamarín, en el partido contra el Rayo Vallecano que abría el campeonato. Álex ingresó en el campo en el minuto 30 para suplir a Carlos Peruena.

En las temporadas siguientes se fue afianzando como titular indiscutible en el eje de la zaga o en el lateral derecho, y permaneció en la disciplina verdiblanca hasta el verano de 1987 en que firmó por el Recreativo de Huelva, para jugar posteriormente en el Xerez CD, Polideportivo Ejido y San Juan, donde se retiró en 1993.

En sus 8 temporadas como jugador del Real Betis Álex jugó 273 partidos oficiales con la camiseta verdiblanca (206 de Liga; 44 de Copa, 19 de la Copa de la Liga y 4 de la Copa de la Uefa) marcando 4 goles. Uno de ellos, el gol 1000.

Tras su retirada del fútbol, se vinculó al grupo formativo del club, entrenando a conjuntos de cantera y oficiando como delegado de equipo del filial verdiblanco, el Betis Deportivo.

Pero de aquel partido en el Miniestadi aún quedan cosas por contar. Una de ellas tiene que ver con el palco presidencial, donde tuvieron acomodo los máximos representantes del FC Barcelona y del Real Betis, José Luis Núñez y Gerardo Martínez Retamero, respectivamente, pero no el mandatario mallorquinista Miguel Contestí, que sufrió una inesperada indisposición poco antes del comienzo de choque.

Otra novedad estuvo en el banquillo balear. El técnico del Real Mallorca en aquel momento era el francés Marcel Domingo, quien, precisamente, había sido entrenador del Real Betis en la campaña anterior. Pero aquella tarde no pudo dirigir a su equipo, ya que lo habían expulsado quince días antes y le impusieron un durísimo castigo de? ¡10 partidos!

Una sanción tremenda que el Comité de Competición había razonado en los siguientes términos: "Tres partidos de castigo por provocar animosidad del público y siete por zarandear a un juez de línea protestando airadamente. Además, ha sido amonestado y multado por formular observaciones al árbitro".

Marcel era un tipo volcánico, cuyos arrebatos de ira fueron todo un clásico del fútbol español en aquella época. Algo que conocían bien los béticos y que alcanzó su momento culminante a la conclusión de un Betis-Madrid. Marcel Domingo se encaró con Juanito Gómez camino de los vestuarios y Antolín Ortega tuvo que taparle la boca a su entrenador para que la cosa no pasara a mayores. Una instantánea que dio mucho que hablar.

Tras el triunfo bético ante el Mallorca, Marcel Domingo no hizo declaraciones. Vio el encuentro desde la tribuna y dejó que las valoraciones las hiciera su segundo, un joven técnico de 31 años llamado Lorenzo Serra Ferrer, tan presente años después en el universo verdiblanco.

Pepe Alzate, por su parte, estaba muy feliz por lo a tiro que se ponía la UEFA. Era su primer año en el Betis y se estaban cumpliendo todas las expectativas de un entrenador con hambre. Esa tarde, además, tomó una decisión que también tendría su eco en el tiempo. Hizo debutar en la Liga a Julio García, un muchacho que acababa de cumplir 18 años y que ya había ganado la Copa de España de 1983 con el equipo juvenil.

Un defensa con excelente manejo de la pelota que vestiría la camiseta verdiblanca durante una década.