Melenas corre jubiloso cantando el primer gol del Real Betis, el que acaba de marcarle al Real Madrid en diciembre de 1987.

HISTORIA | Cuando un puñado de canteranos derrotó al Real Madrid

Por Manolo Rodríguez

 

Al inicio de la temporada 1987-88 el Betis estaba por hacer. La plantilla había perdido a Calderón y Hadzibegic y pronto se confirmaría asimismo el adiós de Joaquín Parra, quien, al quedar libre, optó por suscribir contrato con el Atlético de Madrid. 

Tres decisivas ausencias a las que habrían de sumarse las de Antolín Ortega y Alex, los dos únicos supervivientes del Betis de la década de los 70, y la de Antonio Casado.  Todos ellos recibieron la carta de libertad por parte del club.

Había llegado como entrenador el inglés John Henry Mortimore y los únicos fichajes fueron el extremo 'Pato' Yáñez; los centrocampistas José Luis y Fantaguzzi y el defensa Sánchez Valles. Poca cosa ante ausencias tan destacadas. Todo lo demás eran canteranos.

Lo que también estrenaba el Betis esa temporada era ropa deportiva. Las camisetas Meyba que lo acompañaban desde 1980 habían sido reemplazadas por la firma Hummel, marca de origen danés que tenía como símbolo un abejorro estilizado.

Una equipación que traía la novedad de que las medias serían completamente verdes y que, por primera vez, se vería complementada con una leyenda en el frontal de la camiseta que anunciaba la Expo 92.

La campaña, sin embargo, arrancó como un trueno. Triunfo en Nervión en la primera jornada y victoria ante el Espanyol en casa. Los béticos estaban en una nube que aún tendría otro gran momento en la sexta jornada, cuando golearon por 6-0 al Sabadell en el Villamarín.

Pero la realidad era tozuda y, pasadas las semanas, las cosas tendieron a empeorar. Tanto, que en el mes de diciembre el equipo el empezó a merodear los puestos de cola y apenas sumaba diez puntos, con sus correspondientes cuatro negativos. Y por el horizonte se veía ya la alargada sombra del todopoderoso campeón de Liga, que entrenaba el holandés Leo Beenhakker, con la Quinta del Buitre y su formidable colección de estrellas.

Exactamente a cinco días de la Navidad de 1987 comparece el Real Madrid en el Villamarín. El líder destacado, que viene de ganar dos Ligas consecutivas y da la impresión (como ocurrió) de que su hegemonía no tiene fin. El Madrid en el que ya juega Gordillo desde hace dos temporadas.

Jornada 15 del Campeonato Nacional de Liga. 20 de diciembre. Tarde soleada, aunque fresca. No cabe un alfiler en el estadio, y el pensamiento general es que se va a asistir a una lucha desigual, la de un titán contra un equipo encogido y temeroso. Pero una vez más irrumpe como un ciclón la leyenda del Betis. Esa de lo impensado, de lo extraordinario, de lo imposible.

Apenas van jugados siete minutos cuando un centro de Quico al punto de penalti lo roza Rincón con la cabeza y lo fusila Melenas con un testarazo fulminante. El gol provoca un  rugido que inunda Heliópolis, mientras que Melenas, como poseído, corre como un velocista más de setenta metros hasta que encuentra a sus familiares en la tribuna de fondo.

Cinco minutos más tarde, Quico penetra por la banda izquierda del ataque bético. Forcejea con Michel y lo desborda, llega al palo, donde Buyo espera el centro retrasado, pero golpea el balón con la puntera sorprendiendo a todos. Es el 2-0. Sí, el 2-0, a los doce minutos de juego.

De ahí hasta el final, el Madrid abre fuego. Bombardea por tierra, mar y aire,  pero el Betis resiste. Increíblemente, pero resiste. El Madrid pone en juego todo su arsenal, aunque no consigue marcar hasta que se juega el minuto 90. Entonces, ya es tarde. El Betis ha ganado.

Las informaciones periodísticas se desbordan en elogios hacia el sorprendente Betis. Luis Carlos Peris titula su crónica en Diario-16 diciendo que: "El Betis resurgió espléndido ante el coloso"; Manuel Ramírez Fernández de Córdoba destaca en el diario ABC de Sevilla que: "Casta, corazón y coraje se escriben con c de cantera" y Ricardo Ríos en el Mundo Deportivo dice gráficamente que: "El "Currobetis" cortó las orejas al miura de Beenhakker".

Porque, en efecto, aquel equipo estaba integrado mayormente por futbolistas procedentes de la cantera, gente muy joven que había venido a reemplazar a las carismáticas estrellas del pasado, dos de las cuales, Calderón y Hadzibegic, volvieron al Villamarín por Navidad para ver ganar a sus ex compañeros. El mejor de todos fue el joven centrocampista Cristóbal, un muchacho al que las lesiones no le dejaron ser todo lo que pudo haber sido.

En concreto, con arbitraje del gallego Raúl García de Loza, las alineaciones de ambos equipos fueron las siguientes:

Real Betis: Salva; Calleja, Diego, Gail, Quico; Cristóbal, José Luis, Chano; Rincón (Julio, m. 71), Gabino y Melenas (Perico Medina, m.82).

Real Madrid: Buyo; Chendo, Tendillo, Sanchis, Camacho (Llorente, m.46); Michel, Jankovic (Santillana, m.69), Martín Vázquez, Gordillo; Butragueño y Hugo Sánchez.

Al final del encuentro, el técnico verdiblanco John Mortimore destacó, sobre todo, la disciplina y el espíritu colectivo que tuvo el equipo. Lo mismo que ponderaron todos los protagonistas: el trabajo abnegado de los jugadores y, muy particularmente, de los muchachos de la cantera que se dejaron la vida defendiendo el escudo de las trece barras.

Precisamente para ellos, para los canteranos, pidió confianza y cariño el presidente Martínez Retamero. "Deberíamos tener con esos jugadores jóvenes la misma fe que tienen los equipos del Norte", dijo. Una proclama que volvió a reiterar al día siguiente en la comida navideña que celebró la plantilla en un conocido restaurante del barrio de Los Remedios.

Muy abatido, el entrenador del Real Madrid, Leo Beenhakker, cargó contra su equipo y declaró sin tapujos que: "El Betis luchó los noventa minutos y nosotros sólo durante setenta". Por su parte, Rafael Gordillo, derrotado por primera vez con la camiseta del Real Madrid en Heliópolis, no se mostró sorprendido: "Yo sé cómo es el Betis y por eso no me ha extrañado cómo ha jugado".

Aquella generación canterana pasó muchos apuros hasta la definitiva salvación en Las Palmas en la última jornada, pero jamás podrá olvidarse esa heroica victoria ante el gran Real Madrid que arrasaba en la Liga. Un recuerdo que, legítimamente, siempre irá con ellos. Con Salva, Quico, Cristóbal, Chano, Julio, Gabino, Melenas y Perico Medina, los ocho canteranos que jugaron ese partido.